Pesadilla en la Cocina se traslada a Alacoy, Alicante, para visitar el restaurante 'La Hamburguesía', propiedad de Clara, que montó negocio con la idea de ofrecer hamburguesas exclusivas. Un establecimiento que en vez de servir comida 'groumet' se ha convertido en una taberna de tercera categoría.
Para conocer cuál es el problema Alberto Chicote prueba los platos. 'Patatas fritas con mozarella y bacon, aros de cebolla', 'el Nacho Vidal', 'la americana gigante', son algunos de los platos que ha dejado limpios el chef después de probarlos, pero no porque se los haya comido, sino porque los ha tirado directamente a la basura.
Tras la cata, Chicote entra en la cocina donde conoce a Miguel y Nicoleta, el matrimonio de cocineros del restaurante. El primer fallo que ve nada más entrar a los fogones es que desde hace años hay roto un grifo que pierde agua. Por otro lado, el cocinero de Pesadilla en la cocina, corrobora que la higiene brilla por su ausencia y que no han tenido ni la decencia de prepararlo antes de su visita. "No sé qué siento más, si asco por lo que me he comido, o frustración por lo que me he encontrado ahí dentro", comenta el chef tras su primera impresión.
En el primer servicio, Alberto Chicote invita a varios vecinos a La Hamburguesía para que salgan a la luz las cosas que fallan en el restaurante. Tanto la propietaria, Clara, como el resto de los empleados, achacan todos los fallos al dinero. Sin embargo, el chef de Pesadilla en la cocina se da cuenta rápido de que el problema no es la falta económica, sino lo mal organizado que está el sitio y la falta de profesionalidad. "Yo no soy Superman", reacciona el jefe de cocina.
Viendo lo mal que gestiona Clara el restaurante, Alberto Chicote le enseña a cocinar una brocheta de champiñón, pollo, pimiento, tomate y bacon. Una barata y sencilla receta, con la que Clara consiga hacerse con el control en la cocina, y le permita controlar a sus cocineros.
Con una nueva oferta, Alberto Chicote vuelve a convocar a multitud de jóvenes para probar el segundo servicio pero con una nueva modalidad: los comensales podrán tuitear qué les parece a través del hashtag #retohamburguesía. Clara se vuelve a venir abajo al leer los tuits. Por orden de Chicote, acude a la cocina para intentar hacerse con sus cocineros, pero lo que recibe son burlas y cachondeo. "Dejad de reíros porque no estoy de cachondeo", les dice a sus empleados.
Después de las insolencias de los cocineros, Alberto Chicote tiene que aguantar que el marido de Clara, Juan, no sólo no colabore, sino que le acuse a él y al equipo de Pesadilla en la cocina de haber apagado el frigorífico para hacer aún mayor el desastre del bar, lo que concluye con la fuga de Chicote. La propietaria le suplica que vuelva: "Yo quiero salir adelante con mis hijos, a los demás que les den por culo".
Para reflotar el negocio, el equipo de reformas de Pesadilla en la cocina hace un lavado de cara a La Hamburguesía rebautizada como La Broqueta, nuevo restaurante con un aspecto mucho más moderno y atrevido. Sin embargo, este cambio necesita uno más: decidir si echar o no a sus cocineros: "A mí me la suda Chicote y todo lo demás, mañana no vengo, pero ni pasado ni al otro", se marcha enfadado Miguel.
Con ganas e ilusión, La Broqueta abre sus puertas. De nuevo los consumidores pueden dar su opinión a través del hashtag #broquetaclara. Al principio, la gente se queja del servicio, que es un poco lento, pero al final de la reapertura comprueban que todo ha sido un éxito, lo que ayuda a Clara a tomar su decisión de sí quedarse con el nuevo equipo.
Alberto Chicote alucina
La risa del dueño del CD Estoril ante el enfado de los clientes: "Me da miedo salir, me iba a ir y casi me linchan"
"¿Qué es lo divertido?", pregunta alucinado Alberto Chicote a Álex, dueño del Estoril, que entra en la cocina riéndose por el enfado de sus clientes: "Tienes a la gente fuera sin comer ni beber y cagandose en la puta...".