Alberto Chicote se sorprende, cuando entra en la cocina, con la frialdad de Sonia y Toni le explica que está enfadada con los comentarios que ha hecho Chicote al devolver los platos que ha probado. El chef le explica que le "gustan las cosas buenas".
La cocinera cuenta ante las cámaras que no le "impresiona" Alberto Chicote: "Qué quieres, que lo reciba con champán, fresas y chocolate. Vamos hombre".
El chef descubre que lo que más afecta a Sonia es que haya dicho que el bacalao es de mala calidad: "A mí lo que diga Chicote me la bufa porque cada uno sabe sus cuentas. Si el se gasta 50, 60 ó 100 euros en un viaje de bacalao que le aproveche". Y añade que allí "el bacalao es del baratito y si no gusta échale arroz que lo cantaba la Lolita".
Tras zanjar un poco la polémica, Chicote sigue inspeccionando la cocina y se percata de que le han dado un buen repaso. El dueño se justifica diciendo que "no son guarros". Y justo en ese momento el chef ve un bicho corriendo por la cocina: "Tengo un ojo para ver bichos que me van a contratar en un zoo".
A Sonia tampoco le parece bien que se mate a los bichos: "Tienen derecho a la vida, coño. Déjalos vivir"
Otros momentos destacados
La tensión con el personal no se limita a la cocina y Juanfran, el camarero más joven, tiene un encontronazo con Chicote después de cometer varios errores con las comandas que ralentizan el trabajo en la cocina. En lugar de asumir su responsabilidad, Juanfran reacciona contra Chicote y le manda "a tomar por culo". Algo que no sienta nada bien al chef.
En un nuevo servicio, Chicote vuelve a escuchar cómo se culpa a los clientes de los problemas del personal. En concreto, Sonia dice que la gente de Badajoz "está por civilizar". Antes esta desfachatez, el chef asegura que siente vergüenza.
Durante la visita a A la parrilla, Alberto Chicote tiene que armarse de paciencia para lidiar con los malos modos de Sonia que asegura que es el chef el que "le toca los cojones y le desalínea los chacras".
Paradojicamente, Sonia será, junto con Toni -el dueño-, quien más sorprenda durante el servicio de la reapertura. La cocinera demuestra estar a la altura, al estudiarse la nueva carta. Y Toni hace gala de liderazgo al ponerse al frente de las comandas en un momento en el que la jefa de cocina pierde el control de los platos. Sonia y Chicote sellarán la paz con un abrazo al final del servicio.
Así es el bar del CD. Estoril II
"Estoy por meterme en el lavavajillas y cerrar": Alberto Chicote explota ante la "pesadilla" de servicio del CD Estoril
Álex, dueño del Estoril II, no para de liar con las comandas a su cocinero, Sami, que no puede más y comienza a llorar en la cocina. "Es una puta pesadilla esto", afirma Alberto Chicote.