Martín Mimbreras pasó por su momento más bajo cuando su madre murió de forma repentina tras enfermar. Su fallecimiento le dejó "vacío, sin ganas de vivir", como cuenta a Gonzo en Salvados, lo que hizo que se "tirase a la calle" y comenzase a atracar bancos.

"Entraba de mujer, echaba todo el dinero a la bolsa, contaba y había dos millones, tres... Robábamos tiendas de 'pasta', en pisos, en terrazas... El dinero era fácil", explica. Fue entonces cuando llegó su primera detención, algo que recuerda con auténtico terror.

"Todo el día estaba haciendo sopas de letras, los follones en la cárcel vienen solos. Cuando sales al patio ves a gente que conoces", añade. Allí solo consumió heroína una vez, cuando logró introducir dos gramos "en el culo". En aquella época, se llegaban a alquilar jeringuillas por 500 pesetas para usar las veces que uno quisiese.