"Tenemos que abrir más los ojos, si nos incomoda el problema es más nuestro. Hay que asumir que es nuestro bienestar el que jode a otros. Nos tenemos que poner las pilas". Es la reflexión que comparte Oihana Galardi, voluntaria de una red de ciudadanos que ayuda a migrantes que pasa por Irún para intentar llegar a Francia.

Junto a Gonzo, explica los dilemas morales que tiene y las preguntas que le surcan la cabeza cuando realiza esta labor. "Para mí ha sido un aprendizaje increíble. Acercarme a las realidades con las personas, a darme cuenta de lo que es el racismo, a tener una empatía, a ser consciente de la realidad de las personas no-blancas...", cuenta Oihana.

La voluntaria afirma que hay noches en las que llega satisfecha a casa por la labor realizada, pero hay otras en las que da gracias de que "no haya venido nadie", en alusión a posibles detenciones.