La primera vez en la que Marian Etxabe consumió heroína tenía apenas 16 años. Lo hizo en casa de una amiga suya que le ofreció y consumió. Corría el año 1973 y, como explica a Gonzo en Salvados, esta amiga viajaba a la India exclusivamente a comprar caballo.
Esta amiga, añade, acabó muriendo por SIDA. "No sabía nada de aquella droga. Me dijo 'me voy a meter heroína, ¿quieres probar?'. Dije que sí. Recuerdo que pasé todo el día devolviendo, fatal. Me dio paz, pero no fue una sensación agradable", explica.
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Félix Ponce, otro superviviente de la heroína, recuerda que "lo peor" de haber consumido heroína fue que no tuvo "una mala sensación". "Me atrajo el ritual, no era solo el probar. El tema de escuchar agujas, calentar... Ese ritual le daba un toque que parecía que era algo especial", admite.
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