"El trabajo de recoger fresas es lo más duro que hay porque estás todo el día agachada y la espalda lo nota, además, no dejan de correr porque ellos piden kilos y kilos, que recojas fruta para llenarse el bolsillo", así describen tres temporeras a Jordi Évole su realidad laboral.
Según cuentan, controlan temporera a temporera la cantidad de fresas y contabilizan día a día los kilos. "Cuando coges menos kilos, te viene un parte", explican. Después, los empresarios siguen un sistema de sanciones que cuando acumula varias faltas significa que obligan a la temporera a irse varios días a su casa sin cobrar.
Además, las temporeras relatan que les impiden hablar, llevar manga corta y les obligan a ponerse pañuelos o gorras. También debe delatar a sus compañeros si no siguen las reglas: "Si ves a un compañero incumpliéndolas, debes comunicarlo para crear polémica".
Frente al argumento de los empresarios que aseguran que no pueden pagar más a las trabajadoras porque apenas tienen beneficio, las temporeras responden contundentes: "¿Por qué se ve tanto coche de alta gama y cada vez compran más fincas?".
El empresario fresero Antonio Luís Martín 'Curi' explica a Salvados que tiene 98 temporeras trabajando, que pasan siete horas diarias recogiendo fresa y que les paga a 6 euros la hora.
'Curi' asegura que no puede pagarles más: "Tendrían que ganar mucho más, me gustaría pagarles más, a mí y a toda la gente de Huelva, pero ¿crees que nos pueden pagar a nosotros a 30 céntimos el kilo de fresas?".
El empresario insiste en que "el producto no da más beneficios para poder pagar más dinero" y que si lo hiciera "tendría que vender una finca porque la fresa no da".
Évole pregunta a las vecinas de Cartaya, un municipio de Huelva, sobre el acoso y los abusos sexuales que han sido denunciados por varias temporeras. "El patrón piensa que tiene algún derecho. Fíjate lo que te digo, volvemos a la Edad Media", lamenta una de las mujeres.
"Yo pienso que es verdad. No todos, evidentemente, pero yo creo que sí, que es verdad. Hay aprovechamiento sexual", afirma otra de las españolas que lleva viviendo en Cayarta toda la vida.
La abogada Aintzane Márquez muestraa Jordi Évole un vídeo en el que se puede ver las pésimas condiciones a las que se ven obligadas a vivir las temporeras cuando llegan a España para trabajar en el campo.
"'El País' sacó algunos vídeos de las trabajadoras en los que se ven que las duchas tienen arena y están sucias. Esto es ya una cosa que nos decían ellas mucho, como que están llenas de insectos y que había mucha aglomeración, en las habitaciones había muchas mujeres, más de las que cabían", critica Aintzane Márquez, abogada de la Organización Internacional 'Women's Link'.
"En lo que se refiere al acoso sexual, lo que las temporeras nos trasladaron es que su jefe entraba en las habitaciones cuando ellas estaban ahí, sin su permiso. Entraba, incluso, cuando se estaban duchando", explica la abogada de la Organización Internacional 'Women's Link'.
Además, Aintzane Márquez explica que "les hacía como un gesto en la cama como de 'siéntate aquí conmigo'" y que las temporeras le contaba "que, por ejemplo, cuando están trabajando, los espacios son muy reducidos y que él pasay las toca".
"Me di cuenta de que lo perdí todo"
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