Año 1995, punto de inflexión
30 años del asesinato de Gregorio Ordóñez: cuando ETA perdió el control de la calle con la socialización del sufrimiento
El contextoEn enero de 1995, en la parte vieja de San Sebastián, un terrorista de ETA disparó un tiro en la nuca a un político del partido popular. Era Gregorio Ordóñez. Tenía tan solo 36 años y era el teniente alcalde de la ciudad, y el favorito para convertirse en el próximo alcalde. ¿Por qué ETA le asesinó? ¿Quién fue el autor de ese disparo mortal?
Con el asesinato de Gregorio Ordoñez, ETA inició una nueva estrategia, "la de extender los efectos del terror", como recuerda su hermana Consuelo, que recibe a laSexta Columna en la casa familiar del pueblo en Valencia, donde cuelgan en sus paredes retratos y carteles electorales de Gregorio. Justo ahora se cumplen 30 años del asesinato del político donostiarra del Partido Popular. "Fue un punto de inflexión para que la banda terrorista perdiera el control de la calle", defiende.
Desde entonces, Consuelo se ha convertido en un personaje público. Heredó la popularidad de su hermano, como ella dice, y sufrió también los años más duros de la violencia de la banda terrorista en San Sebastián. Al significarse empezaron las agresiones, las pintadas, los señalamientos. "Consuelo, devuélvenos la bala" o "Consuelo, a Polloe" (en referencia al cementerio donostiarra donde está enterrado Gregorio) eran algunos de los eslóganes que le gritaban por la calle hasta que un día sucedió lo más grave: el lanzamiento de cócteles molotov al interior de su casa. "Yo no me quería ir, a mí no me echa nadie de allí, pero es que no me daban trabajo. Yo era procuradora en Tolosa y no querían trabajar conmigo", explica. Ese fue el motivo final que obligó a Consuelo a abandonar el País Vasco. La decisión más triste de su vida.
Y a pesar de esos ataques que sufrió cuando vivía en San Sebastián, Consuelo confiesa que no ha recibido "una campaña de odio peor" que la que vino de los compañeros de partido de su hermano Gregorio con el eslogan 'Que te vote Txapote', uno de sus asesinos; campañas terribles, según dice: "Como no había recibido en mi vida, y mira si llevamos años con campañas de odio de la izquierda abertzale".
El asesinato que cambió todo
En el Euskadi del año 95, con el asesinato de Gregorio Ordóñez, ETA inició lo que se llamó la "socialización del sufrimiento", apuntando a cargos políticos, jueces y periodistas como José Gabriel Mujika, excompañero de piso de Goyo (como llamaban sus amigos a Gregorio), que fue director de El Diario Vasco durante 25 años. Durante ese tiempo, tuvo que reducir su exposición pública prácticamente a la clandestinidad para preservar su seguridad, nos cuenta. Esa decisión, piensa, contribuyó a que ETA no fuera capaz de matarle.
"¿Por qué no hay fotos tuyas?", le preguntamos. Su respuesta: "El comando que estuvo siguiéndome afirmaba en cartas que no conseguían localizarme porque no conseguían mi foto. En los seguimientos que me hicieron, me confundieron con dos personas. Es decir, de algo sirvió".
"En San Sebastián fue durante años habitual la quema de autobuses por parte de grupos de encapuchados que salían de la parte vieja y lanzaban cócteles a los vehículos públicos municipales. No sé si decir cada día o cada dos días, era increíble", recuerda el socialista Odón Elorza, que llegó a la alcaldía de San Sebastián en 1991 con el apoyo del PP de Gregorio Ordóñez y del PNV.
Los gritos de "Viva ETA militar" que presidían las manifestaciones se convirtieron en "ETA asesina" en el funeral de Ordóñez
Repasando el archivo para esta laSexta Columna, sorprende ver cómo se había normalizado la violencia diaria en Euskadi hasta lo más cotidiano. De hecho, cuando Ordóñez y Elorza salían en la fiesta de 'La Salve' a la calle en su papel de representantes políticos, tenían que soportar una lluvia de piedras, además de insultos. "Ahora se dice fácil, pero fueron años de acumulación de dolor, sufrimiento y de miedo", rememora Elorza, que, en aquella época, no podía entrar a la parte vieja de Donostia, ni tampoco comer con su mujer en la terraza de su casa.
Pero con el asesinato de Ordóñez, la respuesta ciudadana empezó a cambiar. Los gritos de "Viva ETA militar" que presidían las manifestaciones se convirtieron en "ETA asesina" en el funeral del teniente de alcalde del PP. Y después hubo marchas masivas en las mismas calles donde se incendiaban autobuses. "Fue el primer capítulo de una reacción ciudadana muy potente, muy convencida", explica Mujika.