Después de la Primera Guerra Mundial, Viena se convirtió en una ciudad devorada por la miseria, poblada de niños hambrientos y sin futuro que malvivían en edificios insalubres. Sin embargo, en pocos años la foto cambió gracias a la promoción de construcción masiva de vivienda pública. Había nacido la Rotes Wien, la Viena Roja.
"Empezaron a hacer una cosa que en aquel momento fue súper criticada, que fue aumentar los impuestos a los ricos", explica Jaime Palomera, director de Vivienda y Ciudad en IDRA en el vídeo sobre estas líneas, donde añade que todo aquello era "para que Viena pudiera recaudar más e invertirlo todo en hacer vivienda pública".
Paréntesis nazi a parte, la Viena Roja sobrevivió a Segunda Guerra Mundial con edificios que se mantienen hasta hoy. En la ciudad también se encuentran viejas infraestructuras, como antiguos depósitos de gas convertidos ahora en casas, así como edificios de épocas pasadas cuyas fachadas todavía conservan el eco de la vivienda pública austríaca con la inscripción 'Gemeinde Wien', "Municipio de Viena", el propietario una de estas casas construidas en los últimos 100 años, que el ayuntamiento sigue reformando
"Teníamos ventanas viejas y usábamos mucho la calefacción, eso es un gasto de electricidad aparte. Y hace cuatro años hicieron la renovación de todos los edificios de la zona y la calefacción ni la usamos", explica Hansel Escobar, que vive en una de esas casas públicas gestionadas por el Ayuntamiento.
Allí, viviendas como la suya se heredan si se cumplen ciertos requisitos. Por 49 metros cuadrados que comparte con su pareja, cada mes Hansel paga al Consistorio 550 euros sin miedo a que la especulación o la inflación disparen los precios. "Ahora que se está viendo, también en Viena, que en la parte no regulada los precios están subiendo bastante, la gente ve que ha sido una de las mejores decisiones que se ha hecho jamás ahí la de proteger la vivienda pública, no venderla y hacer más vivienda", apunta Palomera.