A mediados de los 2000, los reyes visitan la capital de Arabia Saudí y un año después, el rey Abdalá vendrá a España en la primera visita de un monarca saudí desde 1980. España contribuye así a blanquear la imagen de la dictadura árabe y el monarca le ayuda a realizar en Madrid una reunión de diferentes religiones.

El 1 de agosto de 2008, el BOE publica un Acuerdo General de Cooperación entre España y Arabia Saudí y sólo siete días después, el rey Abdalá tiene un 'detallito' con Juan Carlos I: le hace un 'bizum' de 65 millones de euros. El periodista David Fernández recuerda que "toda donación que el rey recibe en nombre del Estado debe ir a Patrimonio Nacional, pero el rey piensa que es un regalo particular". 

El monarca oculta el dinero a través de la fundación Lucum, donde su Majestad Juan Carlos aparece como primer beneficiario. Estampa su firma y el dinero acaba en Suiza. Años después, un fiscal en Ginebra descubre el movimiento y considera que puede ser una comisión por la adjudicación de la construcción del AVE a La Meca, uno de tantos negocios en los que el rey tiró de contactos.

Así lo contó la propia Corinna Larsen, que aseguraba que fue el propio rey Juan Carlos el que pidió una comisión. Sin embargo, hace dos años, la Fiscalía Anticorrupción española cierra la investigación. "Se juntó la tormenta perfecta, que era inviolable, que muchos hechos ya habían prescrito y que los delitos fiscales pudo regularizarlos", apunta Alfonso Pérez Medina, responsable de Tribunales de laSexta, que afirma rotundo que "si estuviéramos hablando de otras personas y otros contratos, estaríamos ante casos de corrupción".