Más que abriendo, Felipe VI quiso empezar su reinado cerrando. En su primer mensaje navideño como Rey, junto al portal de Belén, hay una fotografía junto a su padre y unas palabras sobre "las conductas que se alejan del comportamiento que cabe esperar de un servidor público" que casi nadie cree, entonces, que se estén refiriendo a su antecesor. 

Sin embargo, pocos días después, en el apartado 'Transparencia' de la web de la Casa Real, se publica la decisión del rey Felipe de prohibir a los miembros de su familia recibir regalos de cierto valor. Pero el primero en rebelarse contra esta medida es el propio rey Juan Carlos.

Además de su colección de estampitas, placas o su biblioteca, ahora también sabemos que le regalaban viajes en avión privado a las Bahamas o a República Domicana, que llegaron a sumar 8 millones de euros pagados a través de una fundación, Zagatka, de su primo Álvaro de Orleans.  

La fundación Zagatka acaba salpicando al propio Felipe VI cuando el periódico 'The Telegraph' publica que el nuevo rey aparecía como beneficiario de ese fondo offshore vinculado a un regalo saudí de 65 millones de euros. Entonces, Felipe VI decide ampliar el cortafuegos con su padre. Anuncia que le corta la asignación que tiene fijada en los presupuestos y su decisión de renunciar a la herencia de Juan Carlos.

Pocos meses después, la Fiscalía abre diligencias contra Juan Carlos y Felipe VI toma otra decisión que hará que, caprichos de la Historia, Juan Carlos termine la suya, de momento, exactamente igual que como la empezó: fuera de España.