Viaje a Alemania: Europa perdiendo el norte

Europa, capital Berlín: Alemania se enfrenta a unas elecciones que marcan un punto de inflexión en su historia

Voto contra la incertidumbre Las elecciones en Alemania suponen un punto de inflexión para un país que lleva dos años en recesión y está sufriendo un nuevo auge de la ultraderecha. ¿Dejará Berlín de ser la capital de Europa y para ser únicamente la de Alemania?

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Me convocaron a una tutoría a las 11:47 horas; exactamente, ni un minuto más ni uno menos. Me pareció un horario tan extraño que pregunté a un compañero de clase. "Ja, Korrect", me contestó aquel seco teutón sin estar dispuesto a ofrecer ninguna explicación más. Así que me presenté a aquella tutoría. Efectivamente, se abrió la puerta exactamente a las 11:47 y salió otro estudiante del despacho del profesor. "Siéntese, tiene usted cinco minutos. Cuando quede uno, le aviso para que vaya terminando", me advirtió.

Aquella tutoría fue improductiva para un estudiante de periodismo con los conocimientos del idioma justos (el que escribe estas líneas), pero es una anécdota que ha vuelto a mi cabeza estos días al hacer el reportaje sobre Alemania de esta semana.

No quiero generar confusión: el país germano me cambió y me convenció de que imitar parte de sus costumbres sería un avance. Pero sí tuve la sensación de que en Alemania las cosas, a menudo, se hacen como ellos dicen porque sí. Porque es la manera correcta. "Europa, capital Berlín", me decía a mí mismo cuando me encontraba con ese tipo de situaciones.

Creo que esta anécdota horaria sirve para conocer el estado de su crisis actual. Cuenta Wolfgang Münchau, autor de 'El fin del milagro alemán: Kaputt', que la economía alemana hoy es resultado de muchos años de complacencia. "El mundo cambió, pero Alemania no. Es una historia de cómo Alemania gestionó mal el capitalismo industrial y juzgó mal la tecnología y la geopolítica", argumenta.

El resultado de esa dormidera teutona lo simbolizan casos como el de David, con quien hemos hablado en laSexta Columna. Un ingeniero español al que Volkswagen fichó en 2013 directamente desde la Seat en España. Y que ahora, ya viviendo en Berlín, ha decidido dejar la icónica marca automovilística alemana para hacerse profesor porque los recortes de plantilla ya asoman. "Alemania ha tenido otras crisis de identidad, pero siempre había una confianza en que haciendo lo mismo iba a ir todo bien", describe.

Sin embargo, ahora Alemania lleva dos años en recesión y todo lo que creían que era seguro está en entredicho: el antaño orgullo alemán por ser exportweltmeister (campeones del mundo de la exportación) está siendo engullido por las fábricas chinas. Los infalibles trenes de horario germánico llegan actualmente más de un 60% de las veces tarde, y la fibra óptica llega sólo a poco más del 10% de los hogares (en España, alcanza a más del 80%).

Unas elecciones clave

Así las cosas, la primera economía europea vota el domingo con un debate entre dos modelos: el saliente, del partido socialista aleman (SPD), que ha implosionado por la sacrosanta lucha alemana contra el déficit público, y el de los conservadores (CDU), que ya anuncia austeridad recortadora.

Por eso, en laSexta columna recordamos cómo las televisiones teutonas convertían en noticia a españoles que dormían la siesta después de la crisis de 2008. Una costumbre que les servía para justificar cómo teníamos que apretarnos el cinturón. Ahora, hemos preguntado a varios alemanes de a pie si ante su situación económica van a "dejar de vivir por encima de sus posibilidades". Y resulta que sí, que la austeridad les parece bien, pero sobre todo si es para los inmigrantes, a los que acusan de tener demasiadas ayudas sociales.

Curiosamente, esas mismas ventajas públicas son las que convencieron a nuestro ingeniero español, David, para que se quedara en Berlín. Y muchos de nuestros entrevistados ya nos confiesan que el auge de la extrema derecha les empieza a dar un poco de miedo: "Siempre me he sentido muy segura aquí, pero sí que es cierto que después de todo esto de AFD (Alternativa para Alemania, partido de extrema derecha que está segundo en las encuestas), me he planteado alguna situación. Como el día que iba en el tren y había un tipo delante de mí con los típicos símbolos que no tienes claro si son nazis o no. Así que iba a mandar un audio en español y dije: 'Igual no me apetece que esta persona me escuche hablando español ahora mismo'.

Porque cuando el bolsillo aprieta es fácil despertar el odio y la xenofobia. Que el nacionalismo aflore hasta el punto de que Alemania y otros siete países más suspendan selectivamente sus controles en la frontera con otros países europeos. Así que lo que nos jugamos en sólo dos días en las elecciones germanas es saber si Berlín , ahora, es menos capital de Europa y más capital, solo, de Alemania.