Ante el ambiente caldeado que se respiraba en España tras las elecciones de 1936, el golpe de Estado era inminente. Gil-Robles lo sabía, y llegó a rascarse el bolsillo para darle unos ahorrillos a la causa.   

"Decide derivar un resto del fondo electoral, de los dineros que había acumulados para las elecciones del 36 y se lo cede a los conspiradores", explica el catedrático de Historia Política y Movimientos sociales, Fernando del Rey, en el vídeo sobre estas líneas.

Casi 90 años después, para su hijo, Gil-Robles no tenía otra opción. Su generosidad golpista había que mantenerla cuando estalló guerra. "No tenía otra opción que lógicamente estar donde tenía que estar, en ese momento ideológicamente", afirma Álvaro Gil-Robles, que admite que su padre apoyó a los golpistas "sin duda".

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