Ladictadura de Miguel Primo de Rivera tuvo lugar entre los años 1923 y 1930. Fue nuestro primer populista de derechas, un hombre al que le gustaba difundir bulos, insultar a los políticos y presentarse como 'el salvador de la patria'.
A pesar de que no fue un gran intelectual, sí supo extender su tóxico ideario entre la gente corriente aplicando su particular 'modus operandi'.
"Tenía cierto sabor populachero, cierto apego a los gestos hacia la galería", indica Xosé Manoel Núñez Seixas, catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Santiago de Compostela.
La dictadura difundió postales dedicadas a Primo de Rivera en las que trasladaba la imagen de que España estaba ante su salvador.
Como buen populista, atacó la política tradicional y su corrupción. "No venimos a hacer un partido más que atraiga hacia sí los favores oficiales. Somos el partido de los desheredados, de los desatendidos, de los olvidados, de los que han hambre y sed de justicia", afirmaba él en una de sus intervenciones radiofónicas.
Para asegurarse de que sus mensajes populistas llegaban al pueblo, la dictadura obligó a periódicos diferentes a reproducir exactamente las llamadas 'notas oficiosas' del dictador, los que hoy serían los tuits de Primo de Rivera.
"Eran noticias falsas, las famosas 'fake news'... lo que diga el líder político, sea cierto o no, parece secundario porque lo importante es marcar la agenda política y marcar el discurso político", apunta Alejandro Quiroga, historiador y autor de 'Miguel Primo de Rivera, dictadura, populismo y nación'.
Su alcalde lo explica
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