Los abuelos, Jesús y María Luisa, son clave para que Sonia y José Luis concilien trabajo y cuidados. "Tengo que recurrir a mis padres porque aunque tenga horario flexible soy víctima de la no conciliación", explica Sonia.

Varios días por semana José Luis despierta a su hijo Bruno, cruza el rellano y lo deja en el sofá de su abuela, María Luisa. "No es una obligación aguantar a los niños, es colaborar con la familia porque el día que estamos mal ellos lo hacen con nosotros", cuentan los abuelos.

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Algunos días su tarea sigue a la salida del colegio. Después de la siesta, los van a buscar. Jesús lleva a sus nietos a merendar, a clase de inglés, al teatro...

"Jugamos muchísimo, él me enseña a jugar a mí y yo le enseño a él", dice María Luisa sobre su nieto.

Cuando sus padres llegan a las ocho, Bruno ya tiene el pijama puesto.

"La mayoría que conozco dicen que se aburren, pero a nosotros esta actividad añadida, este pluriempleo, nos revitaliza", asegura Jesús.

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