A pocos días de que se conozca la sentencia, previsiblemente condenatoria, de Daniel Sancho por supuestamente asesinar y descuartizar al cirujano colombiano Edwin Arrieta el pasado verano en Tailandia, laSexta Xplica ha hecho una recopilación de las cuatro claves que han marcado este caso.
Para poder comprender lo sucedido, es necesario repasar el modo y las razones que llevaron al hijo del actor español a presuntamente cometer el crimen, pero también aquellas por las que cambió su alojamiento poco antes de llegar a la isla. Tampoco hay que obviar la no premeditación de una huida, sin olvidar lo caótico que fue el juicio que se alargó durante un mes.
¿Por qué y cómo lo mata?
Desde un primer momento, Daniel Sancho reconoce a la policía tailandesa que quiere romper su relación con Edwin Arrieta, sin embargo, este se niega. Tanto es así que amenaza al acusado con hacer públicos unos mensajes y una fotografías cuya existencia, en cambio, nadie ha podido constatar. De hecho, en el caso de que existieran, lo más normal es que la defensa los hubiera sacado a la luz para reafirmar la versión de Sancho. El español, incluso, llega a asegurar que temía por su familia.
En ese contexto los dos hombres se dan cita en un bungalow, donde según Sancho, Edwin pretendía y deseaba mantener relaciones sexuales. El español se niega y se inicia una pelea. Es entonces cuando Sancho reconoce que le asesta un primer puñetazo y un segundo golpe que llevó al cirujano a desangrarse y, finalmente, morir.
Es cierto que el primer impacto que propina el español al colombiano lo hace con el brazo izquierdo, a pesar de que él es diestro. No obstante, este detalle pierde importancia ya que el hijo de Rodolfo Sancho es un aficionado de las artes marciales, por lo que controla movimientos propios desde distintos lados. Además, cabe destacar que al no haberse encontrado todavía el torso de la víctima no se ha podido confirmar la causa de la muerte.
Cambio de bungalow
Una cuestión ha marcado este proceso, así como la posible premeditación de Daniel Sancho en la muerte de Arrieta es que cambiara de alojamiento pocos después de llegar al país. El español llega a Tailandia el 30 de julio, pero tan solo dos días después -el 1 de agosto- reserva otro alejamiento a través de una aplicación y solo para tres noches.
El nuevo apartamento se encuentra en una zona muy apartada al norte de la isla Ko Pha Ngan donde si se busca privacidad, es el mejor lugar. Una cuestión que lleva a pensar que el español podría haber premeditado el crimen. Y es que es el 2 de agosto cuando lleva hasta allí al cirujano colombiano.
Otro elemento que apunta a cierta planificación por parte de Sancho, es que entre los días que pasan desde su llegada hasta el día del crimen los dedica a realizar las peculiares compras. Entre ellas se encuentran cuchillos, una tabla, bolsas de basura, así como productos de limpieza.
No obstante, el español justifica estas adquisiciones en que pretendía realizar algunos vídeos para su canal de cocina. Si bien el último que se encuentra en su perfil data del 25 de noviembre del año 2022, es decir, tuvieron que pasar nueve meses para que Sancho recuperase el interés en la creación de contenido.
Sin huida planificada
Los elementos anteriores apuntan a una planificación clara, pero ¿por qué no planeó también una huida del país asiático donde la situación era obvio que se iba a complicar? Es cierto que el día del crimen, el hijo de Rodolfo Sancho no contaba con su pasaporte físico, documento indispensable para viajar al extranjero, puesto que lo había dejado en la tienda de alquiler de motos donde se hizo con una. Aunque también es cierto que podría haber ido a recogerlo y devolver el vehículo.
Un juicio caótico
Todos aquellos que han vivido las sesiones de juicio contra Daniel Sancho coinciden en algo: fue caótico. Por un lado, había muchos traductores presentes físicamente, pero también muchos de forma telemática desde Bangkok, capital tailandesa. Además, un fallo en el aire acondicionado obligó a que se suspendieran las sesiones, lo que a su vez provocó que se alargaran durante todo un mes.
Tampoco hay que olvidar el gran número de testigos que propuso la defensa del español -en concreto, una veintena-, de los que únicamente testificaron siete. Los 13 restantes se fueron cayendo por orden del juez.
Otra de las cuestiones que marcó el juicio, fue la altiva actitud que adquirió el acusado quien no dudaba en tomar la palabra o levantarse las cadenas que llevaba en tobillos y muñecas para dirigirse al estrado y preguntar a los testigos. Unos interrogantes que planteaba el mismo Rodolfo Sancho, puesto que ojeaba minuto a minuto el sumario sobre el que apuntaba, al tiempo que daba directrices a su hijo.
Estaba claro que padre e hijo se envalentonaron y tomaron la defensa. Y es que cabe recordar que el abogado tailandés de Daniel Sancho llegaba, incluso, a dormirse durante las sesiones. Jornadas que aquel que las vivió, como el periodista de investigación de laSexta José Luis Torá, aseguran fueron largas y tediosas.
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