El lama Losel, o mejor dicho el estafador madrileño Carlos Herranz, ha sido condenado a seis meses de cárcel por engañar a sus víctimas para mantener relaciones sexuales con ellas, para estafarlas y robarlas. Además, tendrá que abonarles 6.000 euros en concepto de indemnización. Así es cómo ha llegado la primera condena en España por coacciones de este tipo.

Llevaba años engañando y manipulando la voluntad de sus fieles con dos objetivos. El primero sería el de conseguir dinero, algo que consiguió puesto que se estima que su patrimonio roza el millón de euros, y el segundo tener sexo con sus víctimas. Entre otras práticas, el supuesto lama -maestro de la cultura budista tibetana- hacía beber su semen a sus fieles para a cambio lograr curaciones varias.

En una ocasión, incluso, llegó a relatar que echó un poco de su semen "con esencia rosa" en un tarro cuya víctima tomó y "a los tres días se curó completamente de la fibromialgia": "Un 'lefazo' y te cambió la vida", decía el estafador, que llegó a calificarlo de "lefazo místico". Y es para este hombre el semen es "un néctar divino que transforma espiritualmente y cura enfermedades".

Manipulaba por completo a sus víctimas, al decirles que si no le hacían caso sufrirían enfermedades y hasta ataques mortales. laSexta ha logrado el inquietante testimonio de una de sus víctimas que relata que este hombre le "contó que hacía caramelos con su semen y lo peor es que a algunas de las personas a las que entregaba este caramelo no les decía lo que contenía para asegurarse que la persona lo comía y era capaz de sanar".

Aunque pueda parecer algo extraordinario, este no es ni más ni menos que funcionamiento de las sectas: manipular a la gente hasta que consiguen que hagan lo que quieran. De hecho, este tipo de grupo con intenciones sexuales son más frecuentes de lo que parece en España. Juantxo Domínguez es el presidente de la Red de Prevención Sectaria y ha explicado que se definen como "grupos de vacaciones alternativas".

A estos lugares, continúa explicando Domínguez, "va la gente, algunos unos días, unas semanas o un mes y otros se enganchan y viven en la comunidad". Además, insiste que "de esto hay para dar y vender". Una situación que a sus ojos se ha visto acuciada con "desde que existen las redes sociales" puesto que "andan como Pedro por su casa".