La historia de Leticia Vázquez es la de muchos jóvenes que sufren la precariedad laboral. En su caso, tuvo incluso que denunciar a su empresa por no cumplir el convenio laboral, gracias a lo que consiguió que la inspección de trabajo instase a la empresa a que les pagasen las horas nocturas y horas extra no pagadas.
"Hablo por mí, pero también por mi generación. Cuando he sufrido trabajando de camarera en un festival que me pagaran 7 euros la hora, que es lo que costaba una cerveza... No es un caso aislado, es algo que nos pasa a todo el mundo", denuncia.
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Su madre, María Jesús, cree que su hija tiene "más difícil" comprar una vivienda de lo que lo pudo tener ella, criticando que los salarios y la precariedad les hagan preguntarse "cómo pueden plantearse adquirir una vivienda". "No les queda otra que vivir en habitaciones", lamenta.