Se acaban de cumplir cinco años de las primeras detenciones del caso Gürtel, ordenadas por el juez Baltasar Garzón. Las posteriores escuchas del caso le costaron al juez la expulsión de la carrera judicial.

Garzón cree que el proceso no habría variado en nada si las escuchas se hubiesen admitido como prueba. "No valieron para nada, no se utilizaron para nada. Todo es una gran parafernalia que se han montado los propios afectados". Asegura que "el objetivo de las escuchas era evitar que la trama Gürtel siguiera funcionando", y defiende que fueron "perfectamente legales".

Con respecto a la labor del juez Ruz, Garzón defiende el trabajo que está realizando el juez. "Me parece un juez serio, que se está esforzando, pero el procedimiento no va todo lo rápido que debería haber ido". Sostiene que cualquier medida que se debe tomar cuando se trata de crimen organizado debe ser inmediata. "El PP no ha tenido ninguna voluntad de colaborar con la justicia".