"Me gusta sentir ese amor, ese afecto, esa seguridad, es como volver a tener uno o dos años", cuenta Stanley. Le han tachado de cuentista, loco o incluso pedófilo, pero el solo busca una cosa, ser lo que nunca le permitieron, un niño feliz.
Su infancia fue un infierno, sus padres abusaban de él. Stanley fue el primer bebé adulto que se atrevió a ponerse delante de una cámara. Grabó su día a día en un documental de National Geographic, justo hace un año.
Pese a la catarata de críticas que recibió, su caso animó a otras personas a contar su historia. Por ejemplo Dereck, es conductor de camiones pero cuando llega a casa lo primero que hace su mujer es comprobar si lleva los pañales mojados. Le cambia, le viste con un pijama de niño XXL y le pone el chupete. Así se relaja después de un duro día de trabajo. "En el momento que dices bebé adulto la gente piensa que es algo que haces con niños. Que eres un pedófilo. No es así, no queremos estar con niños, queremos ser ellos".
Él y su mujer han montado una guardería de bebés para adultos a la que llegan personas de todo el mundo.