Rosa María García es propietaria de seis pisos en un edificio del año 1940 que heredó de la familia de su marido en Pontons, un pueblo a una hora de Barcelona. "Lo he ido remodelando para conservarlo y que los tengo alquilados a 375 euros y 400 euros". La mujer afirma que ha tenido varios problemas, el último, un desahucio: "He tenido que desahuciar por falta de pago".
Además, la mujer lamenta que se critique tanto a la gente que es propietaria de varios pisos y defiende que ella tiene "a seis familias que tienen cubierta su necesidad vital". "Yo me pondría un cartel diciendo que yo formo parte de la solución de la vivienda", insiste Rosa María, que afirma que si ella no ofreciera esos pisos esas familias se podrían encontrar en la calle: "Yo no soy el problema".
"Este señor tenía una renta de 1.500 euros", explica la mujer, que afirma que tuvo que esperar un año para que el juzgado admitiera a trámite la denuncia: "La compañera de esa persona, que no estaba ni en el contrato, dijo que era vulnerable". "Me lo dejaron destrozado, pero según el seguro que también lo tenía pagado por actos vandálicos, me aseguró que había tenido mucha suerte". "Creo que hay un sector de gente que se dedica a eso porque saben que tienen un año de margen hasta que llega el juzgado, luego si ponen trabas, encima se alaarga un año más", critica Rosa María, que afirma que son dos años en un "limbo total".