Tres músicos excepcionales de tres generaciones diferentes acompañan a Wyoming en un bar, prácticamente es el hábitat natural del veterano presentador. También lo era de su fiel compañero al piano, El Reverendo, un fantástico músico que Miguel Ríos recuerda con cariño. "Era una de las personas más increíbles para hacer un show con él", afirma.
Amaia Romero anda un poco despistada y pregunta que a qué se dedica ahora. "Se murió, así que no metas la pata", bromea Wyoming. "Estamos ahí con cosas festivas y llegas tú y a tomar por culo todo", se queja. "Este hombre sí tenía una virtud. Íbamos él y yo solos. El Reverendo salía 'mamao', pero 'mamao' y se ponía a tocar y acertaba todas las notas. Era muy difícil lo que hacía", reconoce el showman con nostalgia ante sus acompañantes, entre los que también se encuentra Leonor Watling.
Más Noticias
-
"Solo en casa de 'El Patrón' incautaron mil macetas por valor de 300.000 euros": la primera macrooperación contra el clan de 'Los Piños'
-
Las armas del tiroteo en las Tres Mil Viviendas: "Son proyectiles de guerra"
-
El análisis de una experta en moda sobre los looks de 'El Patrón', cabecilla del clan de 'Los Piños': "Lleva 18.000 euros encima"
-
Los caracoleños, el clan "más salvaje" de las Tres Mil Viviendas: "Si te cruzas con ellos, llevas todas las de perder"
-
"Aquí hay marihuana y maripepa": el secreto a voces que descubrió Equipo de Investigación en Puerto Serrano
"Un día, en Bilbao, saludando se cayó y ya no hubo manera de levantarle. Y todo el mundo aplaudiendo pensando que era una coña", rememora entre risas Wyoming. Amaia no puede evitar hacer la broma. "¿Y ahí murió?", pregunta. "No, y que no me lo recuerdes, coño", le pide. "Qué maravillosa eres", le dice Miguel Ríos a la cantante.

hemeroteca de 'equipo de investigación'
El violento recibimiento de los vecinos del barrio de San Fernando a Equipo de Investigación: "Vamos a apedrearles"
'Millonarios sin blanca', un reportaje de Equipo de Investigación, expone el blanqueo de dinero en Plasencia. Durante la grabación en el barrio de San Lázaro, los reporteros son recibidos a pedradas e intentan impedir que filmen el tráfico de drogas local.