Isabel Forner confesó que su vocación infantil no era precisamente la más común: "Yo nunca he tenido la llamada de Dios, siempre he querido ser forense", explicó. Forner, quien mostró desde pequeña un interés por la muerte, relató cómo su fascinación surgió al asistir a los velatorios en su pueblo, "me fascinaba la muerte". Sin embargo, ese sueño se desvaneció rápidamente cuando descubrió que para ser forense tendría que estudiar medicina. "Dije que no", añadió con humor, dejando en claro que ese requisito fue suficiente para abandonar la idea.

Por su parte, Víctor Elías también compartió su historia: "Quería ser pediatra, pero por lo que sea estoy aquí". Aunque la vida lo llevó por un camino muy diferente, su comentario resonó con la idea de que no siempre se termina haciendo lo que uno planeaba en la infancia.

Quique Peinado, confesó que su sueño era ser jugador de baloncesto: "Tenía altura, todo lo demás no", bromeó. A pesar de contar con una ventaja física para el deporte, Peinado admitió que no tenía todo lo necesario para cumplir ese sueño, lo que lo llevó finalmente a otra carrera.

Berta Collado también compartió su experiencia, revelando que de niña quería ser veterinaria, pero su entusiasmo se esfumó cuando se dio cuenta de una realidad inevitable: "Cuando me di cuenta de que los bichitos también cagan, se me pasó la idea". La simplicidad y honestidad de su confesión arrancaron risas entre sus compañeros y los espectadores.

Finalmente, Miki Nadal cerró el segmento compartiendo su sueño infantil: quería ser mecánico. Aunque hoy en día su carrera es muy diferente, su deseo por trabajar con las manos y arreglar cosas fue una de las primeras pasiones que lo motivaron de niño.