José Moreno Alegre fue uno de los agentes que en 1993 trabajó para dar caza a Antonio Anglés, el principal sospechoso del asesinato de Miriam, Toñí y Desirée, las tres niñas vecinas del municipio valenciano de Alcàsser que desaparecieron la noche del viernes 13 de noviembre de 1992, cuando se disponían a dirigirse a una fiesta que se celebraba en una discoteca de la localidad de Picassent, a escasos dos kilómetros de distancia de su pueblo. El cuerpo de las niñas fue hallado en enero de 1993 y hoy, 31 años después, el paradero de Anglés sigue siendo
Moreno Alegre, que por entonces era sargento, contó en la docuserie 'Anglés: Historia de una fuga' que cuando llegaron al domicilio familiar de Antonio Anglés y nadie les abría la puerta, pese a que se "escuchaba movimiento", empezaron a sospechar que "algo ocurría". Así, llamaron insistentemente a la puerta, aunque se dieron cuenta de que "habían puesto un tablón detrás de la puerta para que no vibrase al darle golpes", tal y como señaló el agente, quien finalmente decidió poner algo que presionase el timbre de manera permanente para ver si así se hartaban del sonido y abrían.
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Finalmente, 45 minutos después, abrió la puerta José Antonio, el novio de Kelly, la hermana del sospechoso. La pareja de la hermana del asesino de las niñas de Alcàsser aseguró que no pudo abrir hasta ese momento porque estaba dormido, y al despertarse, escuchó los "golpes" en la puerta. "Fui a abrir, pero la puerta estaba atrancada con un palo, así que lo quité y entró la Guardia Civil", aseguró el novio de Kelly.
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