Proceden de Georgia y actúan en ciudades como Madrid, Barcelona o Sevilla. En cuestión de meses llegan a robar en 700 casas y consiguen importantes sumas de dinero. Policía y Guardia Civil siguieron su rastro en busca de una caja común que sería el epicentro de la organización. Los delincuentes residen en pequeñas viviendas en España, pero sus grandes líderes se construyen ostentosas mansiones.