Dentro de su estrategia de un ejercicio del lobby salvaje, Uber explotó al máximo las puertas giratorias fichando a excargos públicos. Una de ellas fue Neelie Kroes, excomisaria europea de Competencia y Agenda Digital, a la que fichó justo después del periodo de 18 meses que la Unión Europea impone a sus comisarios antes de poder a formar parte de empresas con intereses en la UE.
El problema es que Uber y la excomisaria ya habían cerrado el fichaje desde mucho antes, según los Papeles de Uber, investigación liderada por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) y el periódico The Guardian y que está publicando en España laSexta y El País.
Poco después de dejar la comisión en noviembre de 2014, Kroes solicitó que se le permitiera fichar como asesora remunerada de Uber, a pesar de que el periodo de reflexión no lo permitía. La comisión la rechazó, como era de esperar, y además negó una apelación.
Pero Kroes ya estaba operando a favor de Uber. Durante el período de reflexión, Kroes trató de influir en un ministro holandés y en otros miembros del Gobierno para “obligar al regulador y a la policía a dar marcha atrás” en una investigación de la oficina de Uber en Ámsterdam, según los documentos filtrados.
En mayo de 2016, cuando expiraba el período de reflexión, Kroes informó a un ejecutivo de Uber que estaba trabajando para organizar una reunión entre Uber y un comisario europeo.
Aunque el código ético europeo solo habla de lobby contra la misma comisión, también exige que los comisarios “se comporten de manera acorde con la dignidad y los deberes de su cargo, tanto durante como después de su mandato” y les exige que “se comporten con integridad y discreción… incluso más allá de los 18 meses posteriores al cese en el cargo”.
Tras el período de reflexión, Kroes se unió al consejo asesor de Uber. Los registros muestran que Uber le ofreció 200 000 dólares por presidir la junta.
“Nuestra relación con Neelie Kroes es altamente confidencial”, recordó MacGann a sus colegas de Uber en un correo electrónico de marzo de 2015, cuatro meses después de que Kroes renunciara a la comisión: "Su nombre nunca debería figurar en un documento".
En una declaración escrita al ICIJ, Kroes ha respondido que nunca tuvo relación formal ni informal con Uber antes del final del período de reflexión. Kroes añadió también que durante ese periodo tuvo un cargo no remunerado en una organización holandesa de apoyo a empresas emergentes que requería que "interactuara con una amplia gama de entidades comerciales, gubernamentales y no gubernamentales". La también es ministra holandesa dijo que lo hizo a petición del Gobierno de su país y con la aprobación de la Comisión Europea.
El asesor de Obama
Los ejecutivos de Uber eran conscientes de que el caso de Kroes era una flagrante puerta giratoria, y de hecho intercambiaron mensajes sobre el posible riesgo de que se les acusara de ello.
Y es normal, dado que Kroes no fue la única puerta giratoria que construyó Uber. También se llevó a un buen puñado de consejeros del expresidente de Estados Unidos, Barack Obama, como Jim Messina, que acabó asesorando al entonces presidente del Gobierno Mariano Rajoy.
Messina, exjefe de gabinete adjunto de Obama, se convirtió en consultor político en 2013 y entre sus clientes tenía a Uber. Los Papeles de Uber muestran que este se encontró representando un doble papel: Messina, le preguntó a un ejecutivo de Uber si debería discutir los problemas regulatorios de la compañía en España con Mariano Rajoy justo cuando este le había fichado como director de campaña para elecciones generales de 2015. Tres meses después Uber consiguió retomar su actividad en Madrid tras dos años de paralización judicial en toda España.
Adrian Durbin, portavoz de Messina, asegura que Messina nunca presionó a Uber ni habló con ningún jefe de estado en nombre de Uber. Los Papeles revelan que Messina también ayudó a conectar a los ejecutivos de Uber con diplomáticos y embajadores estadounidenses.
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