Ignacio Martínez de Pisón
Editorial: Seix Barral
Año de publicación original: 2024
Uno de los grandes descubrimientos de la modernidad fue la elasticidad de la memoria, su capacidad para dirigirse en cualquier dirección, ya sea siguiendo la pista de olores, sabores o lecturas. La repostería proustiana de la remembranza traza líneas invisibles, inaparentes y capaces de abarcar y reunir décadas en olores y sensaciones para contar nuestras propias vidas, y por el camino, la de toda una generación.
En Ropa de casa, el ejercicio literario de evocar el recuerdo se une con el compromiso de Ignacio Martínez de Pisón con la historia. El autor ha hecho de la la historia su santo y seña literario, aunque poniéndolo ahora al servicio de esta suerte de memorias que se publican marcando el cuarenta aniversario de su primera novela, La ternura del dragón.
En 'Ropa de casa', el ejercicio literario de evocar el recuerdo se une con el compromiso de Ignacio Martínez de Pisón con la historia
Desde aquellos Castillos de fuego, su anterior novela, que recomponían los primeros años del franquismo, ahora asistimos a sus postrimerías desde los ojos del escritor. En estas memorias se nos ofrecen las claves de la creación de su oficio de novelista, sus primeras obsesiones y los años claves que terminarían por colocar su nombre sobre las tapas de más de una veintena de libros, entre cuentos, novelas y antologías.
Una historia propia
El descubrimiento de la hoja de servicios de José María Martínez de Pisón, el patriarca familiar, se convierte en la excusa para engrasar la máquina de la memoria. De sus mecanismos van surgiendo los recuerdos de la infancia en Logroño, hasta la juventud en Zaragoza, los años de universidad y el descubrimiento de los libros, de los leídos y los que le instaron a la escritura.
Fue la madre de Martínez de Pisón, mientras se apagaba su luz, quien empujó al escritor a asir los recuerdos y a ordenarlos en torno a estas páginas
Un reguero que se convierte en vida y que se mide en las mismas dimensiones en que fueron vividas. El Ignacio Martínez de Pisón niño se obsesiona con Luis Buñuel, aspirando a convertirse en surrealista algún día. Los años de universidad discurren hacia la 'izquierda mafaldista', en contraposición con aquella que una generación antes leyó a Marcuse y se enfrentó de cara a los grises. Aunque este no sea un relato histórico con visos democráticos o catárticos.
La memoria no sirve a un proyecto de país, a pesar de que se permite discurrir en esos términos. Los recuerdos se alinean en torno al sabor de las Coca-Colas de la niñez en puertos de montaña, remontados sin pasar de segunda en el coche familiar. Recordando el sabor a triunfo, el mismo que saboreó la matriarca Martínez de Pisón sacando adelante a toda su familia tras la muerte del progenitor; aquella misma que, mientras se apagaba su luz, empujó al escritor a asir los recuerdos y a ordenarlos en torno a estas páginas.
Tiempos de literatura
Ropa Tendida recupera el hálito de tiempos de boom latinoamericano, de otros mundos macondianos, del olor de la guayaba con el franquismo como ruido de fondo. Un dietario de nombres que fueron decisivos para empezar a soñar con otra España, aquella que todavía se quitaba las legañas de su santa siesta.
A lo largo de 300 páginas se cruzan los nombres que determinarían las aspiraciones literarias de Martínez de Pisón, desde Carlos Barral a Juan Marsé
A lo largo de 300 páginas se cruzan los nombres que determinarían las aspiraciones literarias de Martínez de Pisón, desde Carlos Barral a Juan Marsé o José Antonio Labordeta; pero también los que determinaron su paso por la universidad, como el profesor José Carlos Mainer. Años más tarde sería Javier Marías, maestro del escritor por una década, que terminó con la enemistad con Herralde (con quien publicaba en ese momento el autor) que valió al discípulo la expulsión del olimpo marista.
Ignacio Martínez de Pisón nos propone un libro intimista, a salto de mata proustiano, trufado de un mundo que tenemos la suerte de conocer por su cercanía, pero que ofrece visos preclaros de personajes a los que se retrata de cerca, lejos de los focos de la alta cultura. Un viaje que comenzó en la oscuridad del cuarto del lector niño y que llega a nuestros días con la fuerza de quien sigue demostrando su compromiso con la literatura, haciendo memoria de ella a lo largo de toda una vida.