Gianni Solla

Traducción: María Borri

Editorial: Tusquets

Año: 2024

En 1942, en plena Segunda Guerra Mundial, una treintena de judíos fueron trasladados desde Nápoles hasta el pueblo de Torá e Piccilini, en la región italiana de Campania. A pesar de la feroz propaganda fascista de Mussolini, la población les acogió y protegió durante los meses de ocupación alemana.

Gianni Solla nos sumerge en esta historia real en El ladrón de cuadernos, una novela que trata de trascender la mera ficción y captura la esencia de una época tan convulsa. Y lo hace a través de sus protagonistas: Davide y Teresa, dos niños del pueblo que conocen a Nicolás, uno de los judíos trasladados.

Entre los tres surge una amistad capaz de atravesar prejuicios, permitiéndoles ver el mundo de forma diferente. Especialmente a Davide, un chico analfabeto que no parece tener la suerte de su lado. Criado por un padre abusador y ferviente seguidor de Mussolini, Davide siente que su destino está condenado a cuidar de la granja familiar. Sin embargo, su amistad con Teresa y Nicolas será una motivación que le hará crecer y luchar por un futuro diferente.

La educación, símbolo de liberación

La educación es uno de los puntos clave de la novela. Tanto como herramienta de liberación como forma de control, su impronta determina nuestra vida desde la infancia. Más aún cuando su ejercicio, o su ausencia, está al servicio del dogma y la ignorancia que nos condena a la manipulación. Davide tiene prohibido asistir a la escuela por imposición de su progenitor. De la mano de Nicolás y su padre, aprenderá a leer y escribir haciendo que un mundo nuevo se abra ante él.

La educación es uno de los puntos clave de la novela. Tanto como herramienta de liberación como forma de control, su impronta determina nuestra vida desde la infancia

Un relato construido en la edad más tierna de sus protagonistas, ajenos a lo que ocurre en una Europa dominada por la intolerancia. Solla construye a sus personajes en un mundo que los rechaza, dejando que sean ellos, los marginados, quienes se unan como único y último acto de solidaridad.

Una novela que inspira y conmueve

Esta también es una historia de prejuicios. Prejuicios que no son más que el reflejo del miedo que tenemos a lo desconocido. Aprender será el camino para liberarse de ellos. La clave que permitirá a Davide y a Teresa dejar de juzgar por estereotipos antisemitas alimentados por la propaganda fascista.

Esta también es una historia de prejuicios. Prejuicios que no son más que el reflejo del miedo que tenemos a lo desconocido

Algo que también acabará haciendo el pueblo de Torá, uniéndose, e incluso, arriesgando su propia vida para proteger a sus 36 recién llegados. Al igual que hicieron 82 años antes las personas en las que se basa esta historia.

El ladrón de cuadernosconsigue combinar realidad y ficción en torno a emociones humanas, universales y atemporales. Una enseñanza que podría parecer sencilla, quizás incluso simplona, pero que resuena con especial fuerza en la Italia natal de su autor. Un relato que cuando termina nos deja un profundo sentimiento de emoción. Nos queda la idea de que como seres humanos somos capaces de casi todo, aunque en realidad no hagamos casi nada.

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