Miguel de Cervantes

Adaptación: Javier Sáez de Ibarra

Ilustraciones: Ricardo Cavolo

Editorial: Lunwerg

Año de publicación original: 2024

El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha convertido en una mantis religiosa de cuatro ojos, sujetando una espada llameante con sus patitas mientras, tras él, enmarcados por un arco iris, se apiñan como en un portal de Belén superpoblado, gigantes, toros, gárgolas, vampiros, dragones, magos, caballeros y hasta Lisa Simpson.

Ricardo Cavolo es capaz de convertir al Quijote en una mantis o a Sancho Panza en un hombrecillo con una calabaza como cabeza

Esa es la primera ilustración que ve el lector nada más superar el prólogo de esta adaptación que lanza la editorial Lunwerg de El Quijote. Tras el texto explicativo y acertado de Javier Sáez de Ibarra en el que se dirige no solo al neófito en Cervantes, sino también al académico y leído, para explicar, justificar y ordenar la lectura de su propio Quijote, esa mantis sienta las bases de lo que vamos a contemplar.

Un mapa de "la porción del Reino de España que comprende los parajes por donde anduvo Don Quijote" en la que el protagonista de la mejor novela de todos los tiempos posa sus patitas de mantis en la costa alicantina mientras su largo abdomen recorre toda la Mancha, ocultando el final de su cuerpo tras el arco iris con overbooking que tapa desde Toledo hasta Albacete.

Y en ese mapa está toda la imaginería de Ricardo Cavolo, el verso suelto de la ilustración patria, capaz de mezclar sus expresivos rostros seña de identidad de cuatro ojos, con Bart Simpson o Hello Kitty, de convertir a Sancho Panza en un hombrecillo con una calabaza como cabeza o de realizar una versión lisérgica de 'La última cena' con Jasmín (la princesa de la película de Disney 'Aladdin'), 'Teen Wolf' y una especie de Fray Perico.

El singular estilo Cavolo

Porque si dicen que todos los libros están en El Quijote, Ricardo Cavolo lleva esta idea a su máxima expresión. Y tumbando todos los cuidados y tomando todas las licencias, ha hecho suya la historia más universal de nuestras letras. Y nadie tiene un "suyo" más "suyo" que Ricardo Cavolo.

52 ilustraciones, una por capítulo, para enseñar la cara menos inesperada de la primera parte de 'El Quijote'

Sus ilustraciones son reconocibles a kilómetros de distancia. Los rojos, las llamas, las figuras grotescas y llamativas, el horror vacui de la página, la multiplicidad de ojos, ojos por todas partes y en todas las cosas, la expresividad de sus personajes, a medio camino entre Ibáñez y El Bosco, la sensación de estar mirando el sueño de otra persona, están aquí en cada página.

Una ilustración por cada capítulo. 52 ilustraciones para enseñar la cara menos inesperada de la primera parte de El Quijote, más el mapa del inicio, la portada y la contraportada. 55 dibujos únicos que marcan a fuego el devenir de esta versión actualizada de un texto eterno.

Un Quijote actualizado al siglo XXI

Porque los dibujos de Cavolo son tan intensos, tan llamativos, que hasta ahora no habíamos dedicado más que unas pocas palabras al texto de Javier Sáez de Ibarra. Y merece que nos extendamos un poquito. Porque el escritor vitoriano, especialista en libros de relatos, ha adaptado el texto de Cervantes con mucho acierto.

Esta versión no sustituye a la orginal, pero sí que abre una puerta más sencilla a una historia que nadie debería perderse

Al estilo de lo que hizo Andrés Trapiello hace unos años, Sáez de Ibarra ha traído a un castellano entendible para el lector actual el texto del siglo XVII. Reduciendo contenido, ajustando cada capítulo a una doble página que lo hace tremendamente accesible, la historia del viejo que pierde la cabeza por los libros de caballerías se transmite sin perder gracia ni potencia.

Obviamente, no es lo mismo que leer el original, porque está claro que el texto de Cervantes sigue siendo muy poderoso a pesar de los siglos que han pasado y siempre merecerá la pena acercarse al texto que escribió Cervantes. sin embargo, esta versión no la sustituye, pero sí que abre una puerta más fácil de cruzar hacia una historia que nadie debería perderse.

O lo amas o lo odias

Este libro, de tapa dura y aspecto hiperllamativo, es imposible de esconder. Y me temo que solo tiene dos caminos en el ánimo de la gente que lo vea: o le encanta y lo adora, o lo odia. No reo que esta dicotomía sorprenda a Ricardo Cavolo, que ha construido su corpus artístico sobre unas líneas tan marcadas que le han llevado a granjearse ejércitos de seguidores y hordas de detractores.

Que Cavolo ilustre lo más sagrado de las letras españolas es en parte provocación y en parte consecuencia lógica de su trabajo

Atreverse con lo más sagrado de las letras españolas es, por lo tanto, en parte una provocación y en parte una consecuencia lógica de su trabajo. Porque tras ilustrar grandes obras de García Lorca como el Romancero gitano o Poeta en Nueva York, el paso siguiente, solo podía ser hacia arriba. Y por encima de Lorca pocas cosas quedan.

Cómo se tomarán esta versión los eruditos que piensan que El Quijotees perfecto tal cuál salió de la pluma de Cervantes y no se le puede cambiar una coma es una cosa que no creo que le importe mucho a ninguno de los involucrados en la edición de esta versión.

Y menos mal, porque si tomamos como dogma lo que las generaciones pasadas nos han ido dejando, poco podríamos construir nuevo en el futuro.

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