Cuentan sus amigos que Luis Eduardo Aute siempre decía que no sabía contar historias y que por eso no hacía narrativa. Pero en realidad, no le hacía falta la prosa. Él contaba historias con sus canciones (La Belleza, Al Alba, Las Cuatro y diez...) y también con sus versos y su pintura.
Serrat recuerda que, con cariño, le llamaban "Luis Leonardo", haciendo un paralelismo con Da Vinci
Su amigo Joan Manuel Serrat le recuerda como un "artista poliédrico (...) al que en la intimidad llamábamos con todo respeto y admiración Luis Leonardo. Estableciendo un paralelismo con el maestro Da Vinci". Porque Aute era un artista del renacimiento, total. "Realmente el trabajo que él estaba haciendo era el de acercar, no distanciarse. No convertirse en un día en poeta, en un día en cantante y en otro día en pintor. Sino que al final todo corriera por el mismo camino", reflexiona el editor del libro Marcos Almendros, de la editorial 'Ya lo dijo Casimiro Parker'.
Aute comenzó pronto a pintar. Con sólo 17 años ya expuso por primera vez. Recordaba que en el colegio siempre sacaba muy malas notas en todo menos en dibujo. Era donde más cómodo se sentía. Miguel Munárriz, amigo de Aute y periodista recuerda que "él era fundamentalmente pintor. Y él decía: "cuando me retire y ya no pueda hacer otras cosas, yo sé que me va a esperar allí mi estudio para seguir pintando". Eso era lo que verdaderamente le importaba".
Decía que pintar era la mejor forma de ahorrar dinero en psicoanalistas
Siempre a la vanguardia, para él pintar era la mejor forma de ahorrar dinero en psicoanalistas. La música fue casi una obligación, porque tuvo que superar su miedo escénico para poder subirse a un escenario. Sus letras eran una extensión de sus poemas que, con los años, fue reduciendo y convirtiendo en lo que él llamaba "poemigas". "Al final siempre recurría a los poemigas. Con ellos hacía reír al público y eso le gustaba muchísimo", recuerda Munárriz.
Ahora este libro 'Auténtico' (Ya lo dijo Casimiro Parker, 2020), realizado con la colaboración de su familia (sobre todo de su hijo Miguel), rinde homenaje a un hombre que influyó a varias generaciones de artistas. "Considero que Eduardo ha sido uno de los grandes artistas de nuestro idioma, de nuestro arte, de nuestra sensibilidad", le agradece su amigo, el cantautor Silvio Rodríguez. Porque su legado es tan amplio, que es imposible olvidarle.