Tita se convirtió en la cocinera más especial de todo México, capaz de transmitirle a sus platos sus sentimientos más profundos. Al ser la menor de sus tres hermanas, deberá cuidar de su madre hasta la muerte. Una carga que solo su cocina conoce y que todo aquel que prueba sus guisos digiere.

'Como agua para chocolate' (Suma de letras, 1989) fue la forma de Laura Esquivel de mostrar su amor por la gastronomía de su país, que contiene recetas milenarias como la del mole, que se remonta a la época precolombina, donde el chilmole era una salsa a base de chile, tomates, chocolate y multitud de otros ingredientes. Un plato que constituía una ofrenda a Moctezuma y a los dioses.

 

Pero según cuenta la leyenda, el mole actual surge en el siglo XVII del ingenio de una monja de Puebla. Quiso prepararle al virrey el guiso más exquisito que jamás hubiese probado, y decidió echarle todos los ingredientes que tenía en la despensa, que debía estar llena. Al final fueron más de 100 ingredientes: plátano, almendras, chiles, especias, galletas, chocolate... Desde luego, el pollo no debió quedar muy seco.

Pero de entre todos estos ingredientes, el amor es el indispensable para Esquivel. Y ella, como Tita con sus platos, transmite este amor cuando el lector saborea sus palabras.