A principios del siglo XX y especialmente con la llegada del cine sonoro, un grupo de mujeres comienza a subirse al escenario con números transgresores.
Decían que eran mujeres poseídas por el baile y les llegaron a tildar de epilépticas. Algunos intelectuales de la época, como Unamuno, advertían de que el movimiento se contagiaba como la sífilis. Y de la mezcla de sífilis y epilepsia se acuña el término de sicalípticas.
En 'Sicalípticas', la escritora y artista Gloria G. Durán señala cómo incluso existía la falsa leyenda de que si mirabas mucho a cupleteras como La Otero te quedabas bizco.
Libertad y temeridad
Esas artistas convirtieron el cuplé en un canto a la libertad. "Las primeras cupletistas las imágenes son delirantes, cogían su imaginario a lo mejor del circo..." asegura Gloria G. Durán. De ahí que en películas como 'Verbena', de Edgar Neville, aparezca la mujer barbuda. "Llegaban a términos de una temeridad impresionante", añade.
Y conseguían domar literalmente a las fieras de dentro y fuera del escenario, riéndose de la masculinidad de la época.
Artistas reivindicativas
Apunta Gloria G. Durán que "las letras son muy alucinantes, había violencia de género, crítica social... Hoy en día serían artistas totales, como Rosalía o Bad Gyal".
Gloria G. Durán ha documentado esta revolución sicalíptica, con la que cupleteras como La Chelito, utilizando su fama, lucharon por los derechos de la mujer. "Está en la playa de San Sebastián en su sidecar y con el bañador masculino, un nivel de empoderamiento superlativo", explica Gloria G. Durán.
El aporte de la copla
Y un siglo atrás ya viralizaron históricas reivindicaciones como el divorcio. Letras que también ha analizado Lidia García en su libro '¡Ay, campaneras!'.
"Hicieron uso de su voz no solamente para cantar, sino para decir lo que pensaban", cuenta la atora. "Y, por supuesto, creo que tenemos una gran deuda". La banda sonora de las mujeres que hicieron historia.