Recomendaciones psicológicas
¿Cómo se enfrentan los niños al duelo por la muerte de un ser querido en una catástrofe como la DANA de Valencia?
La psicóloga Laura Palomares nos explica cuáles son las características del duelo infantil en este tipo de tragedias y cómo podemos los adultos ayudarlos en este difícil tránsito. "Hay que escucharles y atender a sus preguntas".
Tragedias como la DANA de Valencia que asoló la provincia el pasado 29 de octubre y dejó tras de sí más de 200 personas fallecidas, es uno de los acontecimientos más difíciles de digerir en la vida de una persona, más aún los más pequeños de la casa. Según datos de la Asociación Española de Pediatría (AEP), un 25% de los niños expuestos a estas catástrofes desarrollan síntomas de trastorno de estrés postraumático, ansiedad, depresión o ataques de pánico que se pueden prolongar en el tiempo.
"El duelo en la infancia es especialmente sensible, debido a los pocos recursos emocionales que tienen todavía los niños y a que su cerebro está aún en fase de desarrollo", explica a laSexta la psicóloga Laura Palomares, directora del centro Avance Psicólogos. Por ello, "es muy importante que sus principales figuras de apego y de seguridad, les acompañen conscientes de este hecho, ya que necesitarán aprender a sobrellevar emociones que aún no están preparados para sostener solos".
Es muy importante que sus principales figuras de apego y de seguridad, les acompañen conscientes de que los niños tienen un cerebro aún en desarrollo y pocos recursos emocionales, ya que necesitarán aprender a sobrellevar emociones para las que aún no están preparados
Si para un adulto, afrontar un duelo por catástrofe es especialmente difícil, para un niño lo es aún más. Así y tal como expone esta experta, "los niños/as que han sufrido este terrible acontecimiento se enfrentan no solo a duelos por sus seres queridos, que en algunos casos todavía siguen desaparecidos, sino también al duelo de una vida y cotidianidad que de un día para otro se ha dado la vuelta. En muchos casos se suma el duelo por la pérdida de sus casas, escuelas, y aquellos espacios reconocibles que les daban seguridad y que significaban 'su hogar' en su totalidad".
Como ya explicó recientemente la AEP, y según confirma también Palomares, algunas de las consecuencias que pueden tener estas tragedias en la salud de los pequeños son trastornos de estrés postraumático o ansiedad.
- Los síntomas que pueden aparecer son: hiper-vigilancia, alteraciones del sueño y la alimentación, dificultades para atender y mantener la concentración, flashback o imágenes intrusivas y repetitivas de recuerdos especialmente dolorosos o de pánico, pesadillas y sentimientos de indefensión y profunda tristeza.
- También pueden aparecer somatizaciones o expresiones físicas de la ansiedad, como dolores de cabeza, de tripa, náuseas y vómitos, etc.
- En etapas más tempranas, puede haber también regresión en el control de esfínteres y/o con episodios de enuresis (orinarse en la cama)".
Las 5 fases del duelo infantil
A continuación, exponemos las fases que tiene un duelo infantil y qué emociones y comportamientos puede sentir y tener el niño/a en cada una de ellas. "Las fases del duelo por catástrofes son las mismas que la de un duelo por otra circunstancia, pero la carga traumática de cómo ha sucedido la tragedia hace que estas fases puedan complicarse, incluso cronificarse", explica la psicóloga. No obstante, aclara que dichas fases "no siguen siempre un orden consecutivo, y se puede pasar de una a otra a lo largo del proceso".
Primera fase: shock y negación
"Se trata de una fase de incredulidad en la que el duelo unido a el modo en que ha ocurrido la pérdida del ser querido genera un intenso pánico que puede impactar generando lagunas de memoria, alteración de la percepción temporal, con sensaciones de que ha pasado mucho tiempo o demasiado poco", explica.
De ahí, que sea de gran ayuda en esta fase, "ayudarles a que vayan creyendo poco a poco la pérdida. Escuchándoles y contestando a sus dudas, preguntas e intentando organizar con ellos sus sentimientos, para que pueda disminuir la confusión". Es importante responder con un lenguaje adaptado a su edad a todas las preguntas y dudas que puedan tener los pequeños ante algo tan trágico.
Segunda fase: ira y enfado
Aquí, suele aparecer en los pequeños el sentimiento es de injusticia, de enfado con la vida e incluso con uno mismo o con los demás. "Es muy importante validar estos sentimientos y entender su enfado.
Aquí, en este etapa, pueden aparecer llantos, pataletas, reacciones imprevisibles y es bueno que no se sientan juzgados", comenta la psicóloga.
Tercera fase: negociación
En tercer lugar, estaría la fase de negociación que, según explica la experta, "implica un intento de revertir la situación, de imaginar qué se podría haber hecho para que no hubiera ocurrido la pérdida. Los pensamientos mágicos o fantasías de cómo se hubiera podido evitar suelen aparecer siempre en esta fase".
Será, así, importante atender a estos intentos de reconstrucción sin descalificarlos, pero ayudándolos, poco a poco, a que asimilen la realidad de lo que de verdad ha sucedido.
Cuarta fase: tristeza y dolor
Puede que sea la fase más real del duelo, en la que ya aparece el dolor y la tristeza en sí, cuando no se encuentra sentido a la pérdida y la desesperación y el dolor se hacen más patentes. En esta fase, aconseja la psicóloga, será fundamental "acompañar en el dolor, dejar que expresen sus sentimientos, no temer el llanto y permitir que lo expresen será fundamental".
Es importante que los niños/as puedan llorar y expresar sus emociones. Que las validemos y que los acompañemos en ese llanto.
Quinta fase: aceptación
-Por último, llega la fase de aceptación: "Esto implica la asimilación de la pérdida, es decir, se trata de la aceptación e interiorización de la pérdida y suele acompañarse de la recuperación progresiva de la serenidad y el ánimo que el niño tenía.
Consejos para ayudar a los niños a superar el duelo
Una de las cosas más importantes que debemos tener en cuenta -y que ya hemos comentado anteriormente- para ayudar a los más pequeños es escucharlos y validar sus emociones. Estas serían las dos claves principales.
"Durante el duelo es imprescindible dar tiempo a una escucha activa, de sostén de sus sentimientos, tratando de atender a sus preguntas o dudas ante la incredulidad que acompaña al shock", explica Palomares. Hay que tener en cuenta que "sus adultos pasan por el mismo duelo a la vez que trabajan de forma incansable por recuperar la normalidad, por lo que poder atender a sus niños con toda la atención que quisieran no es sencillo. Compartir entre familia y comunidad esta atención alrededor de los niños, es fundamental", agrega.
Durante el duelo es imprescindible dar tiempo a una escucha activa de sostén de sus sentimientos, tratando de atender a sus preguntas o dudas ante la incredulidad que acompaña al shock
Por otro lado es necesario hacerles ver y sentir que el peligro ha pasado y que pese al dolor, "están presentes, atendiéndoles especialmente y validando sus estados emocionales sin cuestionarlos", señala Palomares argumentando que "los niños son especialmente sensibles a la reacción de sus padres y adultos. Ver el pánico de sus mayores o sentir que su red de seguridad está en peligro, es su mayor miedo".
Para ello, es importante que como adultos "les ayudemos a nombrar esas emociones y sentimientos, ya que les ayuda a entenderse y reducir la confusión, ya que conocer e identificar las emociones es el primer paso para aprender a regularlas".
Por último, es importante recordarles que no están solos y que se están dando pasos por recuperar la normalidad, haciéndoles partícipes de esa reconstrucción de forma adecuada a su edad y sin exigencia y que no se sobre expongan a un exceso de información que pueda retraumatizarles.
Para finalizar, debemos recordar la labor de los psicólogos de Emergencias ya que "esta atención especializada será fundamental en estos momentos, junto a la posterior psicoterapia especializada en trauma y duelo. Todo apoyo, tanto familiar como profesional y especializado va a ser muy importante en su recuperación", concluye Palomares.