Se celebra el 16 de enero
Día Internacional de la Croqueta: una de las mejores recetas españolas podría tener origen francés
Pequeñas, crujientes y deliciosas, las croquetas son un verdadero tesoro gastronómico. Desde clásicos rellenos hasta versiones innovadoras, su versatilidad las convierte en un plato irresistible para todos.
Croquetas de jamón, de cocido, de pollo, boletus, queso, espinacas, salmón… La versatilidad de esta deliciosa receta de cocina es un regalo para todos sus enamorados.
Hay quien cataloga las croquetas como un sencillo plato de cocina de aprovechamiento, pero para otros son un manjar, casi una obra de arte.
Las croquetas son tan queridas que hasta tienen su propio día: el 16 de enero. La idea de dedicarles una fecha especial surgió de la periodista española Cristina Barberó, mientras diseñaba una campaña de marketing para un restaurante de croquetas en la agencia donde trabajaba. Así nació el Día Internacional de la Croqueta, que se ha convertido en una excusa perfecta para rendir homenaje a este plato tan nuestro.
Sigue leyendo para conocer todos los detalles sobre el origen de la croqueta y alguno de los secretos de esta pequeña maravilla.
Dónde se inventaron las croquetas
Seguramente creas que las croquetas son españolas, pero no. Aunque podemos decir que las hemos nacionalizado, que son tan nuestras como la paella o la tortilla de patatas, la realidad es que la idea original es francesa.
La croqueta aparece por primera vez en un recetario en 1691. Se trata de 'Le cuisinier royal et bourgeois' ('El cocinero real y burgués', en español), del chef francés François Massialot, el cocinero del duque de Orleans.
La receta de croquetas original de Massialot incluía los siguientes ingredientes:
- Vísceras de gallina
- Vísceras de pollo
- Vísceras de perdiz
- Tocino
- Trufa
- Setas
Las croquetas aparecían descritas como una manera más apetecible de servir las vísceras y otras casquerías, aromatizadas con trufa y hierbas, es decir, era una receta de aprovechamiento.
Pero en realidad, no es que Massialot inventara la receta, sino que es el autor de la receta más antigua que de ellas se conserva. Es curioso que en su receta falta un ingrediente que hoy consideramos fundamental: la bechamel. Las primeras versiones de la croqueta se hacían con otros ingredientes como el puré de patatas.
Así nació la primera croqueta con bechamel
Ya en 1740, en el libro 'Le cuisinier gascon' de Luis Augusto de Borbón, aparece la primera receta de croqueta con bechamel.
La elección de la fecha del día internacional de la croqueta se debe, según ha explicado la propia Barberó, a que un 16 de enero de 1817 el chef Marie-Antonine Carême recibió el encargo de preparar una gran cena para el príncipe regente de Reino Unido Jorge IV y el archiduque Nicolás I de Rusia.
Entre los muchos platos que elaboró, incluyó las "croquettes a la royale", en las que usó bechamel como salsa para ligar y pan rallado para cubrirlas. Esta versión triunfó porque a lo largo de ese siglo las croquetas antiguas de patata o picadillo acabaron siendo sustituidas por las de bechamel.
Desde entonces, la croqueta ha evolucionado y viajado por el mundo, transformándose y adaptándose a los ingredientes y tradiciones locales de cada lugar.
Qué diferencia hay entre buñuelos y croquetas
A simple vista, los buñuelos y las croquetas son parecidos, pero tienen grandes diferencias en sus ingredientes y en cómo se preparan.
Los buñuelos se preparan con una masa más líquida o semilíquida, que lleva harina, agua o leche, huevos y, en algunos casos, levadura. Esa textura ligera es la que les da su característica esponjosidad cuando se fríen.
Pueden ser dulces o salados, se pueden rellenar de bacalao o calabaza en las versiones saladas, o azúcar y canela en las dulces.
Por su parte, las croquetas destacan por su interior cremoso, gracias a la bechamel. Su masa es mucho más densa, lo que permite darle su forma característica. Antes de freírlas, se empanan con pan rallado, lo que les da su icónica capa crujiente.
A diferencia de los buñuelos, las croquetas suelen ser siempre saladas y ofrecen una variedad infinita de rellenos.
En cuanto a la textura, los buñuelos tienen un exterior más ligero y aireado, mientras que las croquetas se caracterizan por esa deliciosa combinación de una capa crujiente y un interior suave y cremoso. Ambas opciones son irresistibles.