Hay cosas que queman más que andar descalzo por una playa falsa en Madrid en plena ola de calor y portando una camisa azul cayetano mientras se plagia a Chanquete. Una de las que chamuscan más allá del moreno Zaplana es volver a la política en el mismo momento en el que el PP más se radicaliza después de haber dejado la política porque el PP se radicalizaba. Borja Sémper siempre ha tenido buena prensa, tiene buenos modos y planta, y habla con esa impostura de la moderación que queda desenmascarada con los hechos que se ve obligado a defender. Es un hombre que en la teoría de los conjuntos que es la política goza del favor de toda intersección existente en un diagrama de Venn entre votante de derechas e izquierdas. Dicho de otra manera, Borja Sémper gusta a cualquier votante medio que se cree liberal y pensaba que Ciudadanos era diferente, o a ese votante del PSOE despistado que todavía los vota por una cultura sociológica familiar que cree que Felipe González era de izquierdas y la tercera vía proyecto socialdemócrata.
Borja Sémper era un gran producto de la prensa que queda en evidencia cada vez que tiene que salir en una rueda de prensa para defender todo aquello en lo que decía que no creía. En realidad, la moral de Sémper se circunscribe a que con el PP de Pablo Casado estaba siendo arrinconado y con Feijóo se le ha puesto en primera línea. Porque Borja, como el resto del partido, está en política para tragar lo que haga falta y defender todo lo contrario que decía hace solo un año sin que el rubor asome en caras de cemento armado bien definidas. Su amigo Eduardo Madina contaba que una de las cosas que menos soportaba en la política actual era la desvergüenza para defender posiciones antagónicas sin tiempo para la reflexión y el cambio de posición sin que haya ningún coste asociado a esos cambios.
Sémper abandonó su partido en 2020 porque la política se había convertido en tóxica y se había polarizado el debate público de tal manera que ya no tenía sitio. Esa posición de outsider en el PP se construía por el hecho de tener un amigo como Eduardo Madina con el que escribía libros, pero no se soportaba demasiado en sus actos y adhesiones. Un moderado de verdad jamás hubiera vuelto a un partido en la coyuntura actual sabiendo que la única manera en la que tiene posibilidad de gobernar es integrar en sus gobiernos, acuerdos y pactos a un partido que Sémper consideraba reaccionario y populista. Sémper tiene capacidad para decir una cosa mientras hace otra, a la vista de todo el mundo, poniendo cara de póker y sonrisa seductora que haga creer a quien le ve que es una ilusión. Solo con un estómago de gran rumiante se puede decir en una entrevista que lo mejor para tu país es que Vox no esté en el futuro Gobierno de España una semana después de haber firmado un acuerdo en el que metes en el gobierno a VOX en la Comunidad Valenciana.
La mejor manera de desbrozar la congruencia de Sémper es escucharle y leerle. En el año 2019 realizó una entrevista en El País que anticipaba la que sería su decisión de dejar la política y el PP por su acercamiento discursivo a la extrema derecha de VOX. Revisar aquella conversación con Natalia Junquera del ahora portavoz de Alberto Núñez Feijóo suena a broma pesada para la coherencia y la dignidad de Borja Sémper viendo cuál es la estrategia actual que defiende en cada rueda de prensa. Intenten leer sin sentir esa punzada de la vergüenza ajena que asoma cuando ves a alguien alcanzar esas cotas de ridículo difícilmente soportables para el ojo ajeno.
"Pregunta. ¿Pactaría con Vox?/ Respuesta. Creo que ese escenario no se va a producir. El problema de un pacto con Vox, más allá de la suma de diputados o concejales, es que sea capaz de influir en materias sensibles que transformen lo que representas./ P. ¿Qué pensó al ver las primeras peticiones de Vox en la negociación del pacto andaluz? ¿Se hubiera levantado de esa mesa?/ R. No creo que sea una cuestión de levantarse de la mesa. Me parecieron un despropósito. Vox quería desmontar el consenso en torno al drama que afecta a muchas mujeres derivado de la violencia que ejercen contra ellas quienes se creen superiores por el mero hecho de ser hombres. Ahí no se puede ni entrar al debate./ P. Pero en el PP hubo unos días de duda y "violencia intrafamiliar"…/ R. Se estaba en un contexto de negociación para proclamar a Juan Manuel Moreno presidente andaluz: hubo prudencia. Y cierta sorpresa al conocer semejante disparate".
Ese escenario se ha producido. Más allá de la suma de diputados se ha influido en materias sensibles transformando al PP en VOX al aceptar todo su ideario en esas materias más sensibles. Esas peticiones que a Sémper le parecieron un despropósito ahora aparecen firmadas por el PP en acuerdos de gobierno. Medidas que desmontan el consenso en torno al drama que afecta a muchas mujeres derivadas de la violencia que ejercen contra ellas quienes se creen superiores por el mero hecho de ser hombres. No solo el PP ha entrado en el debate, sino que ha asumido la posición de VOX en esos temas en los que según Sémper ni siquiera se podía debatir. Ese disparate que causaba sorpresa ahora es la línea política del PP y de Borja Sémper. Releer esa entrevista y asistir a los pactos con VOX solo dejan espacio a una pregunta: ¿Borja, por qué te haces esto?