Pedro Sánchez tiene la virtud de conseguir epatar a la izquierda con sus declaraciones y defraudar con sus actuaciones. Una forma de supervivencia política basada en plantear unas expectativas ambiciosas que consiguen seducir a izquierdistas de postal que basan más su identidad ideológica en posiciones efectistas que en concreciones reales y después provocar decepción en todos aquellos que buscan soluciones y medidas que puedan cambiar de manera sustancial el equilibrio de poder y económico que sustancia los aumentos de la desigualdades. Puede resultar contraproducente cabrear siempre a los mismos, pero es una estrategia que le sirve para seguir adelante engañando a incautos porque la izquierda nunca aprende y Pedro Sánchez lo sabe. El presidente lo ha vuelto a hacer con su declaración de intenciones políticas para el nuevo ciclo político en un acto en el Instituto Cervantes.
No esperar nada ayuda a no sentir decepción, porque es difícil esperar medidas ambiciosas de este PSOE porque no las ha habido ni empujado por Podemos ni Sumar, que siempre estaban más preocupados por permanecer en el Gobierno que por lo que se hace dentro del Gobierno. Los únicos que han conseguido sacar más de lo esperado son los que de verdad eran capaces de usar sus apoyos parlamentarios para retirarlos. Mis respetos para los independentistas por saber usar su fuerza con convicción. No importa ser, sino parecer, y en la izquierda cada vez funciona más la apariencia que la expresión concreta de las ideas y valores en actuaciones efectivas. Importa mucho más lo que consigues transmitir y la percepción que otros tienen por la fuerza del relato que lo que de verdad se hace. Solo en un contexto en el que lo único que importa para parecer de izquierdas es el capital simbólico se entiende que funcionen cebos como el del Lamborghini.
No hay que perder de vista que estamos en un momento en el que se dan lecciones de cómo ser bien de izquierdas desde empresarios que dejan cadáveres laborales a su paso, explotar y acosar laboralmente con la mano derecha mientras se expresa pureza izquierdista con la mano izquierda. Es un tiempo extraño para la izquierda este en el que se loa y admira a quien funciona como un turboempresario capitalista que, inspección laboral mediante, dejaría a Juan Roig como un filántropo humanista. Para desencriptar quién es de izquierda no hay que mirar tanto a lo que se dice, sino a lo que pasa en el SMAC. Esa es la misma dinámica que funciona con Pedro Sánchez en lo que respecta a las políticas de izquierdas, decir una cosa pero hacer la contraria.
En este contexto ideológico es normal quedarse epatado con el identitarismo izquierdista espumoso que permita poner un mensaje en redes con el que ganar capital simbólico y pasar a otra cosa sin cambiar de manera sustancial absolutamente nada. Más transporte público y menos Lamborghinis, dijo el presidente después de la crisis política por la financiación autonómica en la que se expresa el respeto a un principio como el de ordinalidad que expresa que el que más paga tiene que mantener su posición en el reparto como el que más recibe. Es un genio. Cuando Pedro Sánchez habla parece el Ché y cuando gobierna…cuando gobierna nos recuerda que es del PSOE.
"Si España hoy tiene una crisis de vivienda es por el fracaso de las políticas neoliberales en de las últimas décadas y el abandono a la intervención pública", dijo Pedro Sánchez en su declaración. Y claro, pues toca aplaudirle lo que dice, pero luego cuando se mira lo que hace es depresivo. Los últimos ministros con competencias en vivienda han dicho que la vivienda es un bien de mercado y que hay que proteger a los propietarios y lo que han dicho estos sí que se corresponde con lo que el PSOE ha hecho durante años en materia de vivienda, porque el PSOE nunca, jamás, ha puesto en cuestión la propiedad privada en lo que respecta a la vivienda y siempre ha actuado protegiendo a los rentistas. No va a cambiar nada al respecto y por encima de cualquier otra consideración en materia de vivienda se protegerá el derecho a que los propietarios puedan seguir explotando su patrimonio en detrimento de los que buscan que se respete el derecho a una vivienda digna.
Mientras el presidente nos entretiene con los Lamborghinis y los privilegios de los que más tienen la ministra de Educación, Pilar Alegría, muestra cercanía y sensibilidad con la educación concertada y en próximas fechas se va a reunir con la patronal de la escuela concertada para fijar la cuantía de la red concertada y posibilitar el aumento de la financiación que la concertada recibe en los presupuestos generales del Estado. Sí, el PSOE está posibilitando que se aumenten los recursos que van destinados a la escuela concertada mientras la pública sigue degradándose. Lamborghinis no, pero escuelas de elite para que la izquierda caviar, no solo del PSOE, lleve a sus nenes sí. Una vez más, no miren lo que dicen, miren lo que hacen y no se dejen engatusar con cebos Lamborghini.