No busquen. No hay precedentes que mirar para ver a un presidente de una nación insultando al presidente del país al que asiste. Javier Milei lo ha hecho con Pedro Sánchez, creando un gravísimo conflicto diplomático por dar apoyo a los ultras de Vox con insultos hacia el presidente y su esposa. Era previsible que Milei tuviera influencia en la campaña de las europeas y era fácil prever que lo haría en contra de los intereses de la derecha y a favor de la izquierda. Javier Milei le ha hecho un roto a Feijóo porque le obliga a posicionarse y haga lo que haga va a perder. Todos sabemos que no saldrá en defensa de Pedro Sánchez ante el hecho inédito y sin precedentes en la historia de la diplomacia de que un presidente de una nación amiga y aliada acuda a un país a insultar al presidente del estado que lo acoge.
Las primeras declaraciones del PP ya marcan el camino y desde luego no será la defensa de la soberanía nacional ante los exabruptos de un mandatario extranjero: "No nos llamó para informarnos de la posición en el Sáhara, Ucrania, Israel o Gibraltar y llama hoy para que el PP defienda a Pedro Sánchez de unas declaraciones del presidente argentino al que el Gobierno acusó de drogarse". El enredo en el que Milei ha metido a Feijóo solo ha comenzado.
El presidente de Argentina es una máquina de destrucción masiva con la capacidad de arrasar allá por dónde pasa, pero no siempre a favor de sus intereses. No sabe medir, no conoce los terrenos que pisa y sus declaraciones casi siempre son contraproducentes para los intereses de quien se acerca a él. A Milei solo le importa Milei porque su nula capacidad mental y escaso equilibrio cognitivo hacen que carezca de empatía, el sociópata no es capaz de ponderar cuál es el discurso adecuado para cada foro y cada declaración es un incendio para su país.
Juan Grabois, el dirigente popular peronista, dio una lección de defensa de la soberanía a quienes se consideran patriotas pero solo son del capital al defender a Javier Milei cuando Óscar Puente, ministro de Transportes, insinuó que tomaba sustancias. Su mensaje en Twitter sorprendió a muchos pero es coherente con quien defiende su patria de las intromisiones del extranjero y comprende que Javier Milei es quien ocupa de manera temporal algo tan importante como la presidencia de la República Argentina:
"Así como no me gusta que la descerebrada de Mondino insulte al pueblo chino o el delirante de Milei al presidente AMLO, Lula o Petro. Así como me retuerce las tripas ver al gobierno entero lamiendo como bufones domados la bota del Estado norteamericano o reivindicando a Tatcher, así como repudio el comunicado estrambótico de la Oficina del Presidente con planteos energúmenos sobre la política interna española, así como señalo el peligro de que Milei nos meta en las guerras de Medio Oriente o Europa del Este, como argentino no quiero escuchar a ningún ministro de un reino europeo y antigua potencia colonial insultando al presidente constitucional argentino, consuma sustancias o no. Los latinoamericanos vamos a resolver nuestros propios problemas y los argentinos vamos a sacar a este gobierno con la fuerza del voto, como un pueblo libre y soberano. La defensa de los derechos humanos es una tarea internacional, pero la descalificación personal al Jefe de un Estado independiente por parte de un funcionario de un estado central es una muestra de pensamiento colonial. A Merkel, Macron, Biden o Trump no se lo hacen".
La defensa de la soberanía de un país trasciende la ideología porque significa defender los instrumentos que nos damos para gobernarnos y está por encima de quien ocupe de manera temporal los cargos e instituciones. La presidencia del gobierno no es Pedro Sánchez, es el continente de la soberanía popular, es nuestra y no podemos permitir ni jalear que nadie de fuera ponga en cuestión los principios básicos de nuestro ordenamiento jurídico. Argentina es mucho más que su presidente, mucho mejor, y tarde o temprano harán que salga como De La Rúa. No podemos permitir que un indigente mental ponga en cuestión el hermanamiento de dos pueblos unidos sin importar los kilómetros que nos separen.
Milei es un bufón, pero no deja de ser el que ostenta el bastón presidencial de Argentina. Milei es un ignorante que no conoce España y lo que hizo en el acto de Vox es una campaña masiva de votos para Pedro Sánchez y todos aquellos a los que odia. Poner en cuestión los derechos sociales básicos y la justicia social puede haberle servido en Argentina por la terrible situación económica en la que el país latinoamericano ha vivido durante décadas, pero hacerlo aquí, donde ni los más ultras se atreven a cuestionar la sanidad pública o las pensiones, es destruir las posibilidades electorales de cualquier partido que se acerque a sus postulados. Dos días más en España y hunde las expectativas electorales de toda la reacción.