La conmoción sincera por el terrible asesinato de un niño que está jugando con sus amigos en un campo de fútbol ha sido una magnífica oportunidad para aquellos que buscan instrumentalizar las emociones y aumentar los ceros en su cuenta corriente. Uno de los errores principales a los que nos enfrentamos cuando intentamos comprender los turbios manejos de quienes utilizan una tragedia de este tipo de manera racista es intentar encontrar explicaciones racionales y políticas elaboradas, cuando en la mayoría de las ocasiones se trata de personajes pestilentes que han aprendido que en el capitalismo cualquier ocasión, por trágica que sea, que pueda ser usada como foco de atención para sus negocios ha de ser utilizada. Ese tipo de personas son Alvise y Daniel Esteve.

La extrema derecha española no ha visto el crimen de Mateo como una tragedia, sino como una oportunidad. A veces de tipo político, pero también económico, de hecho los que quieren hacer política con esto es para mejorar económicamente. Las crisis de todo tipo, también la alarma social, puede funcionar para quien no tiene escrúpulos y considera que un niño de 11 años acuchillado le puede proporcionar pingües beneficios instrumentalizando las emociones de aquellos que de manera sincera se sientan compungidos y de otros muchos que solo necesitan una excusa para dar rienda suelta a sus bajos instintos racistas e ideológicos ultras. La sangre caliente de un pobre niño puede dar mucho dinero a quien dirige el odio a un enemigo identificable para transformar esa ira en una solución que monetizar.

Daniel Esteve no perdió el tiempo y aprovechó el asesinato de Mateo, sin saber absolutamente nada sobre el suceso, fingir mucho dolor dando golpes en la mesa mientras vinculaba el crimen con la inmigración para vender sus cursos del club desokupa. Al tipo que le da cursos a la policía el asesinato de un pobre niño le daría igual si no fuera porque cree que es una oportunidad para hacer caja a través de las emociones y hacer publicidad de su club para policías y neonazis. Era bastante cómico y grotesco asistir a los gritos desencajados de Esteve por la muerte del niño mientras hacía publicidad de su club de gorilas para que sus seguidores crean que la mejor manera de defender España de las hordas de inmigrantes es darle dinero para que se forre. Y lo habrá conseguido, habrá muchos que creyeran ese dolor impostado y le habrán dado pasta.

Alvise, que comenzó de palanganero de Toni Cantó, ha tenido el talento de usar su escasa moralidad y nulidad de escrúpulos para preservar su vida burguesa a cambio de instrumentalizar el miedo y el racismo de una masa amorfa con una necedad de tal calibre que no son capaces de ver cómo un ser infecto los miente y manipula para lograr un nivel de vida incapaz de lograr trabajando de manera honrada. Hay que reconocerle que ha sabido transformar lo más perturbado de su moralidad para hacer fortuna. Es un emprendedor de su impudicia y habría que estudiar en las escuelas de negocio cómo transformar tener un alma pútrida en una empresa viable.

Esteve, como Alvise, son dos tipos listos que tienen talento para pastorear a una recua con facilidad para ser manipulada y luego huir sin mancharse las manos cuando las cosas se pongan complicadas. Ya lo hicieron en las manifestaciones frente a Ferraz y su rebaño siguen sin verlo. El único objetivo de personajes de esta calaña, que usan el racismo para mover los bajos instintos de otros racistas, es servirse de sus carteras y lograr de ellos los fondos suficientes para vivir como sus seguidores nunca soñarán a cambio de unas migajas como un sueldo de eurodiputado que ha conseguido multiplicar de manera astronómica gracias a su inconsciencia. Es muy fácil parecer listo cuando no se tienen escrúpulos.

Los ultras que salivan y hacen caja con el asesinato de un niño no son peores que aquellos que les siguen, les financian y les jalean en redes, solo son más espabilados que ellos. Todos y cada uno de los seguidores del canal de Telegram de Alvise que estos días llamaban a degollar menas, desollar inmigrantes y quemar el hotel con ellos dentro para después enseñar los cadáveres como escarmiento a los inmigrantes que sueñan con llegar son peor calaña que aquellos a los que siguen. No hay que ser condescendiente con toda la gentuza que sigue a estos personajes, porque Alvise ni siquiera cree en lo que dice, solo lo hace para sacarle dinero a estos incautos, pero los 700.000 que le jalean y le donan dinero para que siga alimentando sus prejuicios y generando odio son la peor escoria que hay en nuestro país. Quienes le siguen y quienes le votan.