Hemos pasado una Navidades donde, además del vestido de Cristina Pedroche, lo más comentado en la mesa estos días ha sido el precio de la cesta de la compra. Es casi tradición que en estas fiestas el precio de algunos alimentos suba. Pero a esta subida se ha sumado este año el aumento por la inflación que llevamos arrastrando más pronunciadamente el último trimestre del año.
Entre otras cosas, el precio de los alimentos es uno de los factores que más hace tambalear una alimentación adecuada en los hogares, especialmente en los alimentos que son básicos para llevar una dieta saludable. Si ya veníamos diciendo desde hace años que era más barato comer mal que bien, si, además, el precio de la cesta de la compra sube de forma generalizada, esto hace que, especialmente para familias más vulnerables, algunos alimentos básicos se conviertan en un lujo.
Entre otras medidas del Gobierno, en los primeros 6 meses de 2023 el IVA de alimentos de primera necesidad bajan del 4 al 0%. Además, se reduce del 10 al 5% para los aceites y la pasta. Entre los alimentos que bajan al cero, el Ejecutivo ha incluido el pan, las harinas, leches, huevos, frutas, quesos, hortalizas, verduras, legumbres, cereales y tubérculos.
La 'sorpresa' la han dado las carnes y los pescados, que han quedado fuera de esta norma y, aunque se esperaba que bajaran a tributar al 4%, se mantienen en el 10% que venía grabándose a estos alimentos. La polémica está servida al no ser incluidos entre los alimentos “de primera necesidad” y muchas voces alarmistas ya auguran una 'deficiencia de proteínas' entre la población española que no pueda permitirse estos alimentos.
Vaya por delante que cualquier disminución de la presión económica de las familias siempre va a ser positiva en un contexto donde no solo ha visto como escalaban sus precios los alimentos: combustibles, luz, gas, hipotecas… La vida se ha vuelto mucho más cara en cuestión de meses. Pero ¿va a ser esto un motivo de deficiencias para la población a nivel general?
De hecho, esta alegación se enmarca en el 'boom' que vivimos por enriquecer en proteínas muchos alimentos: yogures, galletas, natillas, barritas… pocos alimentos procesados se han visto intactos por ese extra proteico tan de moda que inunda los supermercados.
Si tenemos en cuenta que la OMS (Organización Mundial de la Salud) estableció como ingesta diaria recomendada una cantidad de 0,8 gramos de proteínas por cada kilo de peso corporal y comparamos con la cantidad media que consumimos, parece que lo cumplimos de sobra. Según la Fundación Española de la Nutrición (FEN), el 30% de la población española podría estar consumiendo más proteína de la necesaria, a raíz de los datos de su famoso estudio ANIBES. De hecho, para la población estudiada entre 9 y 75 años, las carnes y sus derivados suponían el 33,14% de la proteína consumida, seguido por los cereales y sus derivados con un 17,38% y por último, la leche y los productos lácteos (17,17%).
Además de estas fuentes no debemos olvidar otras como los pescados, huevos, o las legumbres y frutos secos. De hecho, se calcula que, de media, en España que consume el doble de proteínas de las recomendadas. Entonces, ¿ponemos el riesgo la ingesta de proteínas si no bajamos el precio de la carne y pescado?
Siendo honestos: no. Puede que a lo mejor sí comprometamos otras cosas como el omega-3 por los pescados azules. Pero tampoco. Las nueces también tienen, por ejemplo. Incluso tenemos leches enriquecidas. Podemos decir que no son imprescindibles, pero ojo, si hacen que debamos fijarnos en que comemos bien para no caer en deficiencias.
En cuanto a las proteínas, tenemos otras fuentes que si se han visto beneficiadas con la bajada del IVA. Las legumbres, los quesos, la leche o los huevos. De hecho, de las primeras, tenemos una serie deficiencia a nivel nacional que llevamos años denunciando. Especialmente entre las generaciones más jóvenes. Bastaría en hacer un cambio que llevamos mucho tiempo recomendando (incluso antes de la “crisis de la inflación en la alimentación”): comer menos carne y más legumbres. Recordemos que la recomendación es de dos a tres veces a la semana y viudas, es decir, sin ese 'chorizito' o la 'pancetita'. Por lo que, ni nos hace falta comer más proteína (salvo casos excepcionales y que un profesional nos lo indicaría) y tenemos fuentes más baratas incluso con la misma calidad. La proteína del garbanzo o la soja son muy ricas, y el resto, basta con echarles un puñado de arroz u otro cereal para complementar.
Hubiera estado bien bajar el IVA, pero no nos alarmemos, que no vamos a caer en malnutrición por deficiencia de proteínas (también conocido como kwashiorkor).