Ya hemos hablado muchas veces de lo importante que es la dieta en la infancia, tanto para la salud en esta etapa, como la salud cuando sean adultos. Lo que comemos desde el mismo momento en que nacemos y durante nuestra niñez y adolescencia está muy relacionada con los problemas y enfermedades que sufriremos de mayores. Por este motivo, y por muchos otros, cuidar su alimentación es fundamental para un correcto desarrollo y es un gran pasaporte para su salud futura.
Por este motivo, cualquier estudio que haga saltar alertas sobre posibles deficiencias de nuestra población infantil tiene que ser motivo para escribir un post como este. Y en este caso, vamos a hablar de los famosos ácidos grasos Omega 3, en concreto, del DHA (ácido docosahexaenoco).
Los niños españoles presentan deficiencias en DHA
Según los últimos datos del estudio ‘EsNuPI’ (Estudio Nutricional en Población Infantil Española) que ha realizado la Fundación Española de la Nutrición (FEN) y la Fundación Iberoamericana de la Nutrición (FINUT), este tipo de ácido graso esencial no está bien cubierto en la dieta de los más pequeños.
Los investigadores han observado que cuatro de cada diez niños de entre uno y diez años presentaban un consumo más alto del recomendado de grasas saturadas, mientras presentaban a la par deficiencia en la ingesta al compararla con las recomendaciones en este grupo de edad.
Según las recomendaciones de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (ONU-FAO) se recomienda que los niños no consuman más de un 8% de grasas saturadas, mientras que se observó que se estaba consumiendo alrededor de un 13%, es decir, un 4% más de lo recomendado. Mientras que sólo un 11,2% de los niños cumplía con la ingesta de DHA.
Esto es importante porque hay que tener en cuenta que el consumo de una cantidad adecuada de DHA en los niños tiene un papel esencial en el correcto desarrollo y crecimiento de los niños, por lo que es importante incluir alimentos ricos en ellos de forma habitual en la dieta. Este ácido graso interviene en la formación y la funcionalidad del sistema nervioso central, especialmente del cerebro y la retina. De ahí su papel en el desarrollo cognitivo del niño y en su agudeza visual.
¿Qué alimentos son ricos en Omega 3?
Cuando pensamos en Omega 3 seguro que de los primeros alimentos que nos vienen a la cabeza es el salmón. Es verdad que los pescados azules son ricos en Omega 3, y no solo el salmón, también la caballa, el atún, los arenques y las sardinas. Pero, sin salir del medio acuático, también los mariscos son ricos en este nutriente.
Pero hay más opciones en otros grupos de alimentos, como las nueces y las semillas. Pueden ser otra manera de enriquecer los platos de nuestros pequeños con semillas de linaza, chía o nueces negras. Como en edades más tempranas existe riesgo de atragantamiento, una buena forma de incluirlas es utilizarlas como ingredientes en platos preparados, bien machacados y triturados para evitar los trozos.
Los aceites de plantas, como la linaza, la soja o la cánola son también ricos en DHA, aunque es verdad que en nuestra tradición culinaria española no son muy presentes y su uso puede desplazar el aceite de oliva virgen extra, algo que no sería para nada correcto. Además, estos aceites son refinados, por lo que no se recomiendan para su consumo diario. Es decir: ¿son fuente de DHA? Sí. ¿Es la mejor opción? No, mejor utilizar como fuente los pescados, mariscos y semillas.
Por último, también existen en el mercado productos y alimentos fortificados en este nutriente, como ciertas marcas de leche, yogures o fórmulas infantiles que pueden ser interesantes si con la alimentación normal no conseguimos llegar a cubrir sus necesidades. Aunque la recomendación siempre es intentar conseguir los nutrientes a través de alimentos frescos que sean fuente de este nutriente.