En estos tiempos que corren donde lo de ayer ya es antiguo y lo de mañana lo quiero hoy, desgraciadamente atendemos los problemas cuando nos llegan, cuando se hacen presentes, pero rara vez los atendemos antes de que lleguen. Es decir, invertimos mucho más medios y tiempo en la intervención que en la prevención…cosas de estos tiempos modernos.
Cuando hablamos de pérdida de peso, por norma general es porque ya mi cuerpo ha dicho basta, porque me siento incómodo o porque nuestro médico de cabecera nos ha dado un aviso.
Es en ese momento cuando entran las prisas por tomar soluciones que hagan olvidar una situación incómoda, pero habitualmente lo queremos hacer poniendo un cubo debajo de la gotera en lugar de arreglar definitivamente el tejado.
Ahí es cuando levantamos el teléfono y llamamos al nutricionista de turno y le pedimos 'el milagro de los kilos': "Pablo, necesito perder 10 kilos en 2 meses, eso sí, sin reparar en absoluto en qué circunstancias de vida me encuentro, quiero perder 10 kilos pase lo que pase".
Aquí y ahora viene el "hago lo que sea", pero el hago lo que sea puede acarrearnos algunos problemillas por cuestiones básicas.
Imaginad que queréis aprender a esquiar. No hemos practicado nunca, somos inexpertos en la materia y además tenemos una edad donde nuestra agilidad no es precisamente la de un contorsionista del circo del sol. Eso a nosotros nos da igual, el primer día que voy a esquiar me envalentono y subo al pico más alto de la montaña y comienzo mi bajada. No hay que ser un visionario para saber que te vas a caer, que te vas a dar algún que otro culetazo y que cuando llegues abajo, algo (por ser piadoso) dolorido, le vas a decir a tu acompañante: "mañana vas a esquiar tú".
Amigo esquiador, ¿no será mejor comenzar por la laderita más pequeña? ¿No será mejor caerse, levantarse, reírse, volver a caer y volver a levantarte? Al final del día has echado una horas muy agradables y lo mejor de todo es esa sensación de estar aprendiendo mientras disfrutas.
Algo así pasa cuando queremos perder peso pase lo que pase, que subimos a la montaña más alta y llegamos doloridos sin ganas de continuar.
La inflexibilidad en la dieta al querer bajar de peso es uno de los grandes errores que siempre cometemos, ya que pretendemos obtener resultados dando igual lo que haga.
Cuando llevamos una vida de hábitos es imposible cambiarlos en periodos cortos de tiempo, por lo que la palabra flexibilidad debe estar presente, muy presente en nuestro día a día si queremos llegar a éxito con nuestro plan, y éxito no es bajar 10 kilos, éxito es que lo que consigas bajar puedas mantenerlo gracias a los hábitos adquiridos.
Siempre les hago a mis pacientes una reflexión:
- Pepita, ¿has hecho alguna dieta?
- Sí.
- ¿Alguna te ha funcionado?
- Sí, con una perdí 20 kilos.
- Pues entonces si te ha funcionado, ¿qué hacemos aquí?
- Es que he recuperado el peso.
- Entonces te pregunto de nuevo, ¿crees que alguna dieta ha funcionado?
- No.
La adquisición de recursos para llevar una vida estable es el éxito, lo otro es pan para hoy y hambre para mañana, por lo que entender que debemos ser flexibles en nuestra alimentación, que habrá días mejores, días peores, es esencial para sin duda tener una fantástica relación con la comida.