Usando su imaginación y sin preparación previa, Agnes Kasparova, una anciana de 90 años ha transformado el pueblo de Louka en una obra de arte gracias a su destreza manejando el pincel, que utiliza para decorar con flores las paredes de las viviendas.
Esta extrabajadora agrícola comenzó a dedicarse a la pintura en su tiempo libre después de jubilarse, descubriendo que poseía un gran talento desconocido hasta entonces. Ante la imposibilidad de trabajar durante el frío invierno, con la llegada de la primavera, la mujer se dedica cada año a embellecer las calles de su pueblo con coloridas flores.
Según recoge 'Mymodernmet.com', el espacio favorito de la artista para pintar, es la iglesia de la localidad, realizando retoques sobre su fachada donde están los dibujos ya realizados anteriormente por otra generación de mujeres, que fueron quienes trasladaron esta afición y quienes enseñaron a pintar a la talentosa artista Agnes Kasparkova.
Eran conocidos como los 'caras rotas'
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Los conocidos como 'caras rotas' eran despreciados por la sociedad, como se narra en El reconstructor de caras. Solo algunos, gracias al cirujano Harold Gillies, vivieron una segunda oportunidad.