El arte se abre paso en medio de la llanura de La Mancha. El blanco de la cal lo sustituye ahora la versión de Okuda San Miguel de Don Quijote o sus molinos. Aquí, como él, 14 artistas urbanos han llenado de colores hasta diez silos en la provincia de Ciudad Real.
Óscar Sanz, responsable de 'Ink and Movement' explica que "este proyecto solo se podía hacer en grandes estructuras y, de repente, da la casualidad de que en España hay muchos silos abandonados, pero solo en Ciudad Real había veintitantos", por lo que, tal y como cuenta Sanz, dieron "un corazón nuevo a un espacio de la ciudad que estaba deprimido".
Se trata de unas construcciones que en los años 60 se utilizaban para guardar trigo y todo tipo de cereales con los que el pueblo se iba abasteciendo a lo largo del año. Ahora, el arte ocupa las paredes.
Pero los artistas no han estado solos en esta aventura. Hasta 450 jóvenes con discapacidad han sido sus fieles escuderos y, a la vez, su inspiración para decorar un silo en La Solana. "Son muy buenos pintores, muy buenos, muy tranquilos y muy técnicos", afirma uno de los artistas urbano de 'Bicicleta Sem Freio'.
Otro artista urbano de 'Bicicleta Sem Freio' dice que la idea era que "fueran gigantes por su imaginación y su creatividad porque pueden hacer las cosas como cualquier otra persona".
A más de uno le ha gustado eso de empuñar el pincel y algunos ya piensan en su próxima obra. "Hemos aprendido a pintar arte urbano que nunca lo hemos hecho", cuenta uno de los participantes.
La llegada de estos artistas, conocidos a nivel mundial, ha sido toda una revolución entre los vecinos "al ver cómo el silo de su pueblo que han visto desde pequeños se ha ido transformando en una obra de arte", dice Alonso Gutiérrez, gerente de la Asociación 'Laborvalía'.
Porque sí Sancho, son gigantes en pleno corazón de un lugar del que el arte urbano sí quiere acordarse.
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