Andrea Robin Skinner, hija de la Premio Nobel canadiense Alice Munro, ha contado que fue violada por su padrastro cuando ella era niña. Su madre, al conocer los hechos, optó por encubrir a su pareja en lugar de proteger a su hija.
Skinner ha relatado los hechos en un artículo publicado este dominto en el periódico canadiense 'Toronto Star'. Relata que acudió a la policía a denunciar los abusos, y que su padrastro, Gerald Fremlin, fue declarado culpable y condenado.
En ese momento, Fremlin tenía 80 años, por lo que la condena fue suspendida y quedó en un régimen de libertad conducional durante dos años. Pese a ser conocedora de los hechos, Alice Munro mantuvo su relación hasta que Fremlin murió en 2013.
"Lo que quería era algún registro de la verdad, alguna prueba pública de que no me merecía lo que me había pasado", ha escrito Skinner para explicar por qué denunció los abusos en 2005, treinta años después de que sucedieran.
"También quería que esta historia, mi historia, formara parte de las historias que la gente cuenta sobre mi madre. No quería volver a ver una entrevista, biografía o acontecimiento que no luchara con la realidad de lo que me había ocurrido, y con el hecho de que mi madre, enfrentada a la verdad de lo ocurrido, eligió quedarse con mi agresor y protegerlo", ha añadido Skinner.
La hija de la Premio Nobel relata que los abusos comenzaron en 1976, cuando ella tenía nueve años y visitó a Fremlin, que tenía 50. Asegura que la pareja de su madre se metió en la cama en la que ella dormía y la agredió sexualmente. También cuenta que Fremlin le hablaba continuamente sobre "niñas del barrio que le gustaban".
Una década después, Skinner decidió contarle a su madre todo lo que había sufrido. Para justificar los abusos, Fremlin acusó a su hijastra de tener una actitud provocadora.
"Describió a mi yo de nueve años como una ‘rompehogares’ y dijo que el hecho de que mi familia no interviniera sugería que estaban de acuerdo con él", explica Andrea.
Sin embargo, Munro no quiso poner fin a su relación con el hombre que había abusado de su hija.
"Ella dijo que se lo habían dicho ‘demasiado tarde’. Lo quería demasiado, y que nuestra cultura misógina tenía la culpa si esperaba que ella negara sus propias necesidades, se sacrificara por sus hijos y compensara los fallos de los hombres. Insistió en que lo que había pasado era entre mi padrastro y yo. No tenía nada que ver con ella", ha explicado Skinner.