Las calles de Cádiz son una ola de alegría. Suenan a fiesta y a carnaval. Los carruseles conquistan la ciudad a ritmo de ironía, de celebración y de denuncia.

La comparsa "No tenemos el congo para farolillos", durante su actuación en la final del Concurso Oficial de Agrupaciones Carnavalescas de Cádiz

Aquí el objetivo es pasárselo bien. Porque otra cosa no, pero los gaditanos son muy hospitalarios. Allí, se pueden ver disfraces de Carles Puigdemont y hasta el presidente Trump.

El Carnaval de Cádiz intensifica su campaña contra la violencia machista

Para reponer fuerzas, imprescindible "tortillitas de camarones, es lo típico de Cádiz", asegura una señora. La cerveza que no falte y tampoco la música. Todavía quedan siete días para seguir disfrutando de uno de los carnavales más satíricos.