En un primer momento se bautizó como la Movida Valenciana. "Se diferenciaba de la madrileña porque en València éramos más traqueros y nos gustaba el techno", explica Toni 'El Gitano', dj de Chocolate.
Pero más tarde se popularizó como la Ruta del Bakalao. ¿El motivo? Los discos. "En el año 80 y pocos, el bakalao eran los discos que se traían de importación bajo mano", señal Carlos Segarra, vocalista de Los Rebeldes.
En ellos residían las nuevas tendencias musicales que llegaban a Valencia y que convertían sus discotecas de carretera en los primeros templos de un culto naciente. "Los traían a escondidas debajo del coche y entonces decían a los dj's 'mira qué bacalao traigo'", recuerda el artista.
Y así nació esa cultura de club, una que hereda algunas de las dinámicas de club europeas, explica Eduardo Maura, autor de 'Los 90: euforia y miedo en la modernidad democrática española'.
Aquellas noches en la carretera del Saler eran una forma de evasión radical marcada por la electrónica. Pero también por la química. "Las drogas que son más protagonistas de la escena son la mescalina y el éxtasis", cuenta Luis Costa, autor de '¡Bacalao! Historia de la música oral de baile en Valencia 1980-1995'.
¿Cómo viven hoy quienes lo daban todo en la ruta destroy y qué fue de aquellas salas que consiguieron atraer a toda la juventud de España? Este viernes a las 21:30 horas conoceremos la historia de La Ruta en la Sexta Columna.