Desde el momento en el que se clasificó para la final de Wimbledon, Carlos Alcaraz sabía que no iba a poder ver el España-Inglaterra en condiciones. Ni siquiera batir a Novak Djokovic en tres sets y en menos de dos horas y media permitió a Alcaraz poder sentarse tranquilamente delante del televisor para ver a España levantar su cuarta Eurocopa.

Pasadas las siete de la tarde, hora de Inglaterra, Alcaraz terminó su rueda de prensa. Aún quedaba por delante atender a las televisiones, una decena de ellas, a las radios y pasar el antidoping. A menos de una hora para el partido, el español sabía que no iba a ser una final normal. "Ver el partido fue complicado. Primero tuve que ir al antidoping, que ahí lo estuve viendo en el teléfono. Luego en casa vi unos 20 minutos en la televisión", admite Alcaraz en una entrevista con EFE.

En cualquier otro torneo, el murciano podría haber seguido tranquilamente viendo el partido en su casa, la cual está a cinco minutos andando del torneo, pero el problema era la cena de campeones que este año, además, en lugar de celebrarse en una carpa contigua al club, se celebró en el restaurante The Oxo, a unos 35 minutos del All England Club.

"El primer gol, como fue justo después del descanso, lo pude ver en casa", recuerda Alcaraz, que tras ver adelantarse a España tuvo que meterse en un coche y salir para el centro de la capital inglesa. Enfundado en un esmoquin, el español tuvo la suerte de que el conductor de su coche puso el partido en un iPad. El problema es que esa retransmisión iba con unos tres o cuatro minutos de retraso.

"En el gol de Inglaterra justo pasamos con el coche al lado de un pub y estaban todos los ingleses celebrando. Nos hicieron spoiler", cuenta Alcaraz. Mientras el murciano se dirigía a la zona de Whitehall, en Londres, en la recepción de la cena de campeones se habían instalado dos pantallas para seguir el partido.

Entre Rod Laver, Daniela Hantuchova, Jeremy Chardy, Kevin Anderson y los hermanos Bryan, el conjunto de españoles siguiendo el partido, a la espera de Alcaraz y su equipo, se reducía a Claudia Rodríguez, la mujer del gran Manolo Santana, que se contenía para no celebrar el gol de Mikel Oyarzábal para no molestar a la mayoría inglesa. Cuando el futbolista de la Real Sociedad hizo el 2-1, Alcaraz estaba llegando en coche al recinto.

"El segundo gol de España me pilló nada más llegar. Estaba llegando a la cena. Justo vi el gol, no sabíamos si era fuera de juego o no y me quedé en el coche hasta que confirmaron que era gol", añade Alcaraz. El campeón vio los últimos minutos ya dentro del restaurante, pero en una sala con familiares y equipo, y no apareció en la cena hasta que España levantó la copa en Berlín.

Lo hizo trofeo en mano y con una sonrisa enorme. No solo España había ganado la cuarta Eurocopa, él había despedazado a Djokovic en la final de Wimbledon. "Una de las primeras cosas que hice al acabar fue escribir a Álvaro Morata para desearles suerte y mucha fuerza", reconoció el español en la cena de campeones. "El partido me pilló entre la tele y el iPad. No lo pude ver sentado y concentrado, pero me alegré muchísimo".