Qué contentos estarán los entrenadores tras el derbi del Metropolitano. Y qué sensanción más agria se ha podido quedar en los espectadores. Atlético y Real Madrid empataron a cero en el derbi del Metropolitano en un partido en el que ambos rivales se tuvieron tanto respeto que se olvidaron del fútbol.
Y eso que la cosa empezó animada, porque el Atlético se hartó a correr sobre el verde en un inicio intenso que dejó al Real Madrid con cara de no saber qué hacer. Los rojiblancos, con un Joao Félix que comenzó bien y que acabó como de costumbre en el banquillo, llevaron la manija en el comienzo del primer acto. Un acto que no hacía presagiar lo que vendría a continuación.
Porque una vez pasado el primer cuarto de hora la cosa se calmó y el Real Madrid impuso su ritmo. Era alto, pero ahí ya se vio lo que iba a terminar pasando. Ni uno ni otro querían dar ese paso hacia adelante por temor a perder. Por miedo, no arriesgaron. Y si no arriesgas quizá no pierdas, pero tampoco vas a ganar.
Joao y Kroos llevaron el escaso peligro del primer tiempo
La ocasión más clara del primer tiempo fue una jugada al contragolpe de Joao Félix tras una jugada larga del Real Madrid que acabó en pérdida. Su disparo se fue cruzado, y los blancos no arriesgaron a partir de ahí lo más mínimo para evitar sufrir otra jugada similar. El Atleti activó el modo espejo e hizo lo propio.
Probó Kroos desde fuera a Oblak, pero el esloveno no es de los que se dejan sorprender desde lejos. Joao hizo lo propio, aunque su disparo fue de dentro hacia afuera y ni tan siquiera vio puerta. Y es que Courtois tan solo tuvo que meter la manopla en un centro de Trippier al que Koke ya se disponía a llegar.
El mejor hasta el descanso fue Thomas. Y después de él también. El ghanés era el único que trataba de hacer algo diferente, además de ser un muro en materia defensiva. Salió Correa, para poner algo de calma que un acelerado Vitolo no fue capaz de dar. Diego Costa, por su parte, nada. Si querían buscarle por alto, el 19 apenas se llevó uno o dos balones ante unos imperiales Varane y Ramos. El Real Madrid, de nuevo, cerró su puerta.
Benzema tuvo la ocasión más clara del partido
A partir de ahí trató de crear. Eso sí, sin arriesgar. Hazard, mal, no tuvo de nuevo un día grande que justifique un gran fichaje y un gran gasto en un jugador contrastado. Benzema, sin duda, el mejor. Todo lo que él tocaba mejoraba. El delantero de nuevo hizo de '9' y de '10', moviéndose y siendo el líder. Bale pudo serlo, pero sigue sin estar atinado.
Fue el francés el que más cerca estuvo de romper un empate a cero que se veía venir desde el minuto 25. Con un testarazo fue, ante el que respondió un inmenso Oblak con una parada de colocación, de reflejos y de buen hacer en la portería. Posiblemente esa jugada, aislada, sea lo más destacable a nivel ofensivo de ambos equipos en los 90 minutos de encuentro.
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No fue el día de la imaginación y de la genialidad. Lemar, fundido. Correa, como siempre. Joao Félix, bien marcado y víctima de un esquema que prioriza la defensa a la magia. Koke, mal. Saúl, mejor de lateral izquierdo. Benzema, el mejor en ataque. Bale, impreciso. Hazard, flojo. Modric, buen regreso. Kroos, activo. Mucho mago para poco truco en el derbi del Metropolitano. El punto será bueno o será malo dependiendo del próximo partido.