Lamentable imagen la que se vio en el Metropolitano. La que se vivió en el derbi. La que se produjo en el partido entre el Atlético y el Real Madrid. Con el marcador con 0-1 a favor de los de Ancelotti, gracias a un tanto de Militao, el público local comenzó a lanzar objetos de forma insistente hacia el lugar en el que estaba Thibaut Courtois.
Todo, tras un remate de cabeza de Griezmann que acabó en fuera de juego del francés. En ese momento, el belga avisó al árbitro. Tenía algo en la mano. Un mechero. Luego, otro. Luego, otro más.
Entre tanto, algún que otro objeto no identificado en una bolsa de plástico que a saber qué era lo que contenía. El trencilla, ante el cada vez más numeroso lanzamiento de objetos, decidió que tocaba hacer algo.
Fue a hablar con el delegado de campo del Atlético. Con los entrenadores. Con quien hiciera falta hablar. Mientras, por megafonía, un mensaje claro.
"Se comunica la suspensión del partido durante diez minutos como consecuencia del lanzamiento de objetos. Si no paran, esto será de forma definitiva", se escuchó en el verde.
Y eso fue lo que sucedió. A la caseta. Todos para dentro. Todos para vestuarios en unos hechos que avergüenzan y abochornan al mundo del fútbol. Nada más y nada menos que en un derbi. Nada más y nada menos que en un partido que ven millones y millones de personas.