Había muchos nombres pero una sola cuenta pendiente: Neymar y el Santiago Bernabéu. Porque era la visita del que pudo liderar el nuevo proyecto de Zidane... y lo que se encontró al pisar el césped en la segunda parte fueron varias cosas. Primero, una pitada considerable cada vez que tocaba el balón; segundo, unas molestias en el tobillo y una pobre actuación; y tercero, un desvanecimiento del mejor Real Madrid de la temporada entre los minutos 80 y 82.
Neymar y la galopada
Pero vamos por partes, porque antes de todo esto lo que vislumbró el brasileño desde el banquillo en la primera mitad fue de una de las mayores exhibiciones que se recuerdan en el coliseo blanco en los últimos tiempos: 17 tiros a puerta en los primeros 42 minutos. Remates, que desbarató en su mayoría un heroico Keylor Navas... todos, menos uno: el del líder Karim Benzema tras una galopada excelsa de su equipo y 'su' Valverde. Porque este chico es un poco de todos los demás: juega para todos y por todo el equipo.
El VAR del Real Madrid
Decíamos el minuto 42, porque justo ahí fue el punto de inflexión del partido: Sergio Ramos se aventuró en el descarado ataque de los suyos y dejó sin cubrir un hueco en defensa que Icardi aprovechó y obligó a Courtois a cometer penalti... ser expulsado y luego arreglado por el VAR: un lío, ¿no? Pero es que eso fue lo que decretó el videoarbitraje tras contemplar una 'faltita' de Idrissa Gueye sobre Marcelo dos minutos antes.
Una polémica decisión con la que en un abrir y cerrar de ojos el partido se fue al descanso.
Hazard por Bale; Bale por Hazard
Y otro de los líderes de la noche, porque hubo varios, fue Eden Hazard. 'Hazardo', como se comentaba entre risas en las redes sociales. Pero pocas bromas con el concurso de una estrella belga que se atrevió, equilibró los tiempos, acertó... y se marchó lesionado en el minuto 67 tras una dura patada de Meunier a su tobillo derecho.
Entró Gareth Bale por el hombre que le había quitado el puesto hoy... y entró entre sonidos de viento, como Neymar.
Benzema y Mbappé, a ojos de Bale
Y para acabar este drama inconexo de época, ahora la mirada subjetiva la ponemos en el nuevo pitado Gareth Bale.
Desde bien cerca vio como Benzema anotaba un testarazo que ponía el 2-0 y cómo el francés se volvía loco celebrando en la banda; un minuto después, se fijó en cómo Mbappé perforaba la red del Madrid sin comerlo ni beberlo; y otro minuto después, volvió a ver esta vez a través de Varane, a un jugador del PSG como Sarabia poniendo en la escuadra un disparo y el 2-2 en el marcador.
¿Qué le quedaban por divisar a esas pupilas galesas? Pues en el último minuto, verse a sí mismo con una falta por delante para poner a sus pies a su distanciada afición. Pero aunque por un momento Bale y todos vislumbramos la épica, la paz y la redención, lo que finalmente se mostró ante sus ojos (y los de todos) fue un lanzamiento al palo, un empate que quince minutos antes parecía una goleada, y un poderoso chasquido de dedos de Thanos que desintegró a todo un Real Madrid.
Mejor cerrar los ojos, que diría Karim.