Pese a la derrota por 1-2 que encajó en la ida, el Ebro, con personalidad e intensidad, trató de jugar el balón sin encerrarse en su parcela y sin renunciar a buscar sus opciones. El nivel ofrecido por Kang In a base de movilidad y persistencia y el regreso de Cheryshev tras su lesión fueron las mejores noticias para un Valencia que mostró algunas de las carencias que le han caracterizado desde el inicio de la Liga.
El partido comenzó con cierto dominio territorial del Valencia, pero no con la superioridad que se podía barruntar por la diferencia de categoría entre un Primera y un Segunda B.
El conjunto aragonés, con tres centrales y un buen manejo del balón en el centro del campo, no tenía problemas para neutralizar las inconsistentes aproximaciones de un Valencia sin ideas y sin espacios. Así, el balón estaba casi siempre en tierra de nadie, sin que el peligro rondara la meta del Ebro y sin que los atacantes visitantes se acercaran a la de Jaume Dménech.
El tedio marcaba el partido y un remate de Kondogbia no fue suficiente para reactivarlo, aunque sí que pudo hacerlo un magnifico disparo de Gerrit desde treinta metros (m.33) que se convirtió en la acción más peligrosa del primer periodo.
Con esta dinámica, estuvo más que justificada la pitada que despidió al Valencia al descanso, tras una primera parte en la que solo alguna tímida arrancada de Kang In fue digna de mención. Al comienzo del segundo tiempo, aunque los locales lanzaron un par de veces a puerta, el Ebro incrementó el manejo del balón, lo que reducía las opciones de que los valencianistas le crearan peligro.
Sin embargo, poco a poco el Valencia se soltó, empezó a jugar con más dinamismo y en una penetración por la izquierda, un centro de Lato lo remató de cabeza sin oposición Bartshuayi para poner el 1-0 en el marcador. El Valencia había dado un paso adelante y el Ebro, aún sin descomponerse, acusaba el esfuerzo de la primera mitad y veía más lejos la remota posible de completar una gesta en Mestalla.
La entrada de Cheryshev hizo que el equipo local fuera más vertical, pero el Ebro, ya en el último cuarto de hora, dispuso de una clara opción para empatar en un barullo en el área local que resolvió Doménech, lo que dio paso a algunos destellos locales en los minutos finales del choque.